133 detenidos, 111 por imprudencias
Mientras la Xunta apuesta por hacer de los fuegos un problema policial, la estadística prueba que más detenciones no implica aumentar el número de condenas
Cada vez que se desata una oleada de fuegos, el Gobierno gallego convierte la crisis en un problema de delincuencia a apunta a soluciones policiales. Así lo han hecho ver durante estos tres años el director general de Montes, Tomás Fernández-Couto, el exconselleiro de Medio Rural y actual delegado del Gobierno, Samuel Juárez, e incluso el presidente, Alberto Núñez Feijóo que llegaron a culpar al Gobierno de Zapatero de no practicar más detenciones. Todos esos cargos del PP han aludido a lo largo de la legislatura a elevadas tasas de intencionalidad, en ocasiones retorciendo sus propias estadísticas.
La realidad enseña que probar el delito de incendio es tarea harto complicada como lo prueba el escaso porcentaje de sentencias condenatorias si se compara con el número de arrestos. En 2010, cuando se quemaron 15.415 hectáreas en 3.876 fuegos, los cuerpos policiales detuvieron a 119 personas, de las que solo 39 se sentaron en el banquillo: 32 fueron condenadas y siete absueltas. En 2009 con 163 detenidos, la proporción aún es menor: 35 condenas y 18 absoluciones. Quienes trabajan en la investigación de fuegos llaman la atención sobre el perfil de los detenidos, persona mayore con comportamientos negligentes. Hasta octubre de 2011, de los 133 detenidos por la policía nacional y la Guardia Civil durante ese año 111 lo fueron por imprudencias y 22 por incendios intencionados.
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