Bilbao vive una segunda Aste Nagusia
El Ayuntamiento despliega un operativo similar al de una jornada de las fiestas de la capital vizcaína. Reforzada la presencia policial y el servicio de limpieza
Bilbao desplegó ayer un operativo con motivo de la final de la Liga Europa entre el Athletic y el Atlético solo comparable al habitual en la gran cita bilbaína del año, la Aste Nagusia. El Ayuntamiento se volcó en organizar un amplio dispositivo policial, de transporte y limpieza equivalente al de cualquiera de las nueve jornadas de las fiestas de la ciudad, que se celebran cada mes de agosto.
La estrategia empezó a prepararse hace semanas, cuando llegaron al consistorio las primeras peticiones para instalar las pantallas gigantes que retransmitieron el partido. Al final hubo siete, más las cuatro colocadas dentro de La Catedral.
Fue precisamente en esas zonas, repartidas por toda la ciudad, donde el Ayuntamiento destinó más agentes de los habituales en un partido de liga ordinario, que suelen situarse en los alrededores del campo. Ayer fue precisa esa inyección extra en la Plaza Nueva, la calle Egaña, García Rivero, Plaza Moraza, plaza del Funicular, la calle Iturriaga del barrio de Santutxu y el pabellón de La Casilla. En total, fueron cerca de un centenar de agentes —16 de ellos de paisano— quienes garantizaron la seguridad de los ciudadanos. El diseño de todo el operativo requirió el trabajo conjunto de cuatro áreas municipales: Seguridad, Circulación, Alcaldía, Obras y Servicios.
La ubicación de las pantallas marcó el operativo y las restricciones viarias
Los servicios de transporte ofertados se parecían más a los de un sábado que a los de un miércoles. Así, por ejemplo, los gautxoris (autobuses nocturnos) circularon toda la noche conectando todos los barrios con el centro de la villa. También hubo servicios especiales en tres líneas de Bilbobus hasta las once de la noche para hacerlo coincidir con el gautxori. El metro estuvo operativo hasta las dos de la madrugada.
Hay dos puntos en los que los dispositivos de Aste Nagusia y de la final difirieron considerablemente. Por un lado, está el servicio de limpieza. Medio centenar de personas lograron que la ciudad luciera como antes de la fiesta posterior al histórico partido. “El operativo es menor que el de Aste Nagusia, es el servicio habitual reforzado en aquellas zonas donde hay pantallas y más aglomeración de gente”, señalaron a EL PAÍS fuentes municipales. Y es que durante las fiestas más de 200 personas se encargan del operativo de limpieza con 102 vehículos y máquinas. El Ayuntamiento ve “difícil” concretar el coste de todo el operativo.
Los cortes y desvíos de tráfico fueron ayer mucho mayores que los de un día de partido normal y que los habituales en las fiestas de la villa. Además, se establecieron a partir de la una de la tarde. Una vez más, los lugares donde estaban las pantallas gigantes marcaron las restricciones y, por tanto, afectaron a buena parte de la ciudad. A diferencia de otras ocasiones, ayer no hubo quejas. La ocasión lo merecía y la comprensión fue generalizada.
La preparación del dispositivo comenzó hace ya varias semanas
Buena parte de los bilbaínos se concentraron ayer en otro lugar, muy distante de la capital vizcaína. Y es que uno de los puntos más calientes de la celebración rojiblanca fueron los aeropuertos de Loiu y Vitoria, donde una muchedumbre rojiblanca empezó a salir a la una de la madrugada. A partir de esa hora partieron 40 vuelos chárter rumbo a Bucarest.
La fiesta rojiblanca en el campo, centro neurálgico del fervor rojiblanco, comenzó mucho antes del partido con las actuaciones de los grupos musicales Doctor Deseo y The Uskis, ambos bilbaínos, que calentaron el ambiente entre 40.000 asistentes. Los que no pudieron hacerse con una entrada para acceder al campo —se agotaron en apenas cuatro horas y media—, se quedaron en las inmediaciones o en bares próximos al campo.
Los responsables municipales estaban trabajando para el operativo del día 14 y habían reservado miles de vallas de cara ca una celebración.
[Cientos de personas se manifestaron ayer en el centro de la ciudad en recuerdo del joven hincha del Athletic Iñigo Cabacas fallecido el pasado 9 de abril por un pelotazo lanzado por agentes de la Ertzaintza].
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