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San Sebastián 2016

Mientras llega la llamada de Europa

La ciudad vive con emoción contenida su designación oficial

Eva Salaberria trabaja ayer junto a otros miembros de la Oficina de San Sebastián 2016.
Eva Salaberria trabaja ayer junto a otros miembros de la Oficina de San Sebastián 2016.JESÚS URIARTE

Cuando San Sebastián fue elegida el pasado junio Capital Europea de la Cultura en 2016 la Oficina del proyecto recibió un email. El correo electrónico, firmado por el director de otra ciudad agraciada con el título, rezaba así: “disfrutad de las vacaciones de este año porque van a ser las últimas hasta 2016”. Los responsables del proyecto parecen haber adoptado el consejo como máxima. Los ocho integrantes que en la actualidad componen la Oficina —más los tres de refuerzo para el Rompeolas— no tenían ayer tiempo ni para respirar, tampoco lo tendrán hoy, a pesar de que Europa designará oficialmente a San Sebastián y Wroclaw (Polonia) capitales europeas de la cultura para 2016.

“Va a ser un momento importante porque de alguna manera cierra una fase del proyecto pero no deja de ser un trámite administrativo burocrático”, explicaba la directora de la Oficina, Eva Salaberria, a la hora de la comida en su despacho, el único momento libre de la agenda del día para recibir a la periodista. Porque podrán quedar todavía cuatro años para 2016, pero sólo un día para que arranque la tercera edición del Festival Rompeolas, por ejemplo. “Estos proyectos requieren de una dedicación, intensidad y energía bestial”, subrayó Salaberria, mientras recorría su cabeza la anécdota del email.

Eva Salaberria: “El proyecto requiere una intensidad brutal”

Y aunque al escuchar a Salaberria pueda parecer que hoy será un día como otro cualquiera para San Sebastián 2016, que ya nada podrá igualar el calambre que recorrió el espinazo del equipo aquel 27 de junio al oír en Madrid que la capital guipuzcoana era la elegida, la responsable de la Oficina cede: “es un proyecto que se trabaja muy desde lo emocional y se vive. También lo de mañana [por hoy] será algo especial”.

La celebración llegará el viernes, mientras la Oficina esperará a lo largo del día de hoy a que suene el teléfono, a que llame Bruselas para decir “ya”. “No sabemos si será por la mañana o por la tarde. Hay reunión del Consejo de Ministros de Cultura de la Unión Europea y en el orden del día está la designación de San Sebastián y Wroclaw pero no sabemos el detalle de como va a ir”.

Cuando el teléfono rojo quiera irrumpir el ritmo frenético de la Oficina el anuncio se traducirá probablemente en poco más de cinco minutos de respiro para a continuación “hablar con los medios de comunicación y prepararnos para el fin de semana”. Un puñado de segundos para levantar los ojos del ordenador —ya solo las espectaculares vistas del despacho de Salaberria a la Bahía de La Concha debieran permitir mayores asuetos— y continuar con la agenda.

“A primera hora hemos tenido una reunión con una artista local; luego reunión de coordinación del equipo; Igor [Otxoa, responsable de proyectos] se ha marchado a Marsella; luego he ido a la universidad a un encuentro con arquitectos para un proyecto común, y antes de recibirte a ti, hemos tenido otra reunión con la Filmoteca Vasca y un representante de Paz y Derechos Humanos de la Unesco”, resumió Salaberria su orden del día.

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