La parada biológica no frena la caída de peces en el Golfo de Cádiz
El Instituto Oceanográfico sostiene que el jurel y la gamba han descendido un 50%
La situación de las principales especies pesqueras en el Golfo de Cádiz está entrando en una preocupante “curva descendente” pese a la actual parada biológica, según refleja el último informe de evaluación de los recursos pesqueros elaborado por los investigadores del Instituto Español de Oceanografía. El director del centro oceanográfico de Cádiz, Ignacio Sobrino, sostiene que la parada de este año “no ha arrojado los resultados que venían manteniéndose con la misma medida aplicada en años anteriores, que sí lograron paliar, en parte, la tendencia negativa detectada en los últimos cinco años”.
El Instituto de Oceanografía elabora dos informes al año sobre los recursos en el Golfo de Cádiz, uno en noviembre y otro en marzo. Las cifras del estudio de marzo señalan que especies comerciales como el jurel y la gamba han visto mermadas su población en un 50% frente a 2011. La merluza ha logrado mantenerse respecto a 2011, pero se ha reducido a la mitad de lo que había en 2010 e incluso 2009. La mengua también afecta a la cigala, especie que viene experimentando una reducción desde 2008. La única especie que se salva, por cuestiones oceanográficas y ambientales, es el pulpo. Esta especie, según explicó Ignacio Sobrino, se incrementa con los años de sequía, como ha sido el caso de este invierno. Hasta el choco, un ejemplar importante para la flota que faena en el caladero, “está sufriendo una involución”, según Sobrino respecto a los valores obtenidos en 2010 y en 2011. La situación es deficitaria. “La tónica general apunta a una disminución progresiva de la mayoría de los ejemplares”, subraya el director del centro. En este estudio no figura la chirla porque los métodos empleados para la obtención de los índices de abundancia no incluyen el arte con el que se captura esta especie, que requiere de una draga hidráulica. Los investigadores del centro de Cádiz evalúan los recursos explotados por la flota de arrastre.
El Golfo de Cádiz venía históricamente padeciendo un importante problema de sobreexplotación “por un fuerte aumento del esfuerzo pesquero propiciado, a su vez, por la modernización de la flota, que ha permitido, entre otras cosas, contar con barcos y recursos más potentes y faenar por la noche”, señala Sobrino. El director del centro precisa que se han adoptado medidas para aliviar esta situación, pero desde el punto de vista biológico no son suficientes porque “el recurso sigue disminuyendo”. “Habrá que pensar en otro tipo de actuaciones para preservar el caladero porque a este ritmo el futuro se vislumbra poco halagüeño”. En este caladero faenan 170 barcos de arrastre de Huelva y Cádiz, que actualmente están en parada biológica.
Los informes de la campaña de evaluación del Instituto de Oceanografía cumplen una función de asesoramiento para la Administración. La Junta de Andalucía, en este caso, se apoya en los resultados de los estudios de estos científicos a la hora redactar la nueva normativa para regular la pesca de arrastre. Los estudios sobre los recursos pesqueros en este espacio comenzaron a efectuarse a final de 1992. Sus informes también son tenidos en cuenta en la comisión de pesca en Bruselas a la hora de adoptar medidas en esta materia a nivel comunitario.
La Federación Andaluza de Cofradías de Pescadores atribuyó ayer a la pesca ilegal la situación deficitaria del Golfo de Cádiz. Ecologistas en Acción expresó su preocupación y reclamó el cierre del espacio entre uno y dos años por la pésima situación del caladero.
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