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EL PP ROMPE SU PACTO DE GOBIERNO CON EL PSE-EE

López descarta el adelanto electoral y someterse a la cuestión de confianza

El pacto PSE-PP de 2009 impide a Basagoiti la vía de la moción de censura

Conversación en el Parlamento entre Antonio Basagoiti, a la izquierda, y el ‘lehendakari’, Patxi López.
Conversación en el Parlamento entre Antonio Basagoiti, a la izquierda, y el ‘lehendakari’, Patxi López.

El lehendakari, Patxi López, descarta anunciar hoy un adelanto electoral, tras romper ayer el PP el pacto que firmaron el PSE-EE y el PP en Euskadi en 2009 y pedirle elecciones anticipadas. López tampoco se someterá a una cuestión de confianza en el Parlamento, tal y como le exigió ayer el presidente del PNV, Iñigo Urkullu. El Gobierno vasco está “tranquilo”, dijeron medios cualificados del Ejecutivo, y con la intención de culminar los proyectos y previsiones que tiene trazados para este último tramo de mandato. “No se plantea adelanto electoral alguno”, sostuvieron. En juego están las mismas cosas y López seguirá las mismas guías de actuación que antes del anuncio de Basagoiti: la salida de la crisis con el denominado modelo Euskadicomo alternativa a las medidas de recortes de Rajoy, y la defensa y mantenimiento en todo lo posible del Estado de bienestar.

Los mismos medios señalaron, a su vez, el camino que le queda a la oposición: “que presenten una moción de censura”, retan. Sobre el papel, PNV y PP sumarían la mayoría necesaria en la Cámara vasca, pero es una opción más bien descartable de salida: a los populares se lo prohíbe expresamente el pacto de bases para el cambio que firmó con el PSE y los dos partidos, además, tendrían que presentar un candidato alternativo. A nadie le conviene esa entente a pocos meses de unas elecciones.

De momento, el Gobierno asegura su continuidad hasta el 30 de junio

La intervención de López será cuidadosamente preparada en el consejillo que todos los martes a primara hora celebra el núcleo duro del Gobierno, integrado por el propio lehendakari, la portavoz y consejera de Justicia, Idoia Mendia, el coordinador del Ejecutivo y consejero de interior, Rodolfo Ares, el de Vivienda y secretario del PSE en Guipúzcoa, Iñaki Arriola y el secretario general de la presidencia, Manuel Salinero, además del portavoz del Grupo Parlamentario, José Antonio Pastor.

Tanto PNV como PP están, obligados, tanto como el Gobierno, por cuestiones inaplazables, como la aprobación de la Ley de Cajas, vital para terminar de dar carta de naturaleza al nuevo banco surgido de ellas, Kutxabank. Paralizarla por intereses políticos son palabras mayores para los poderes económicos y financieros vascos. Otra ley de importancia es la Municipal, pero su futuro es más incierto, porque ni el PNV ni el PP están de acuerdo con el proyecto del Ejecutivo, ni la presión que reciben para aprobarla es tanta como la de la Ley de Cajas.

La situación en el pleno de política general decidirá cuando se va a votar

El escenario más probable es que el Gobierno termine el período de sesiones, hasta el 30 de junio, con más o menos dificultades. La tregua vacacional abrirá dos posibilidades después del verano: que en el primer consejo de Gobierno el lehendakari decidiera disolver la Cámara o, esta segunda con más posibilidades, que aproveche el pleno de política general de finales de septiembre que abre el nuevo período en la Cámara, para testar la situación, obligar a que cada cual exponga en él negro sobre blanco sus posiciones. Si la imposibilidad de continuar resulta manifiesta, cosa más que probable, disolvería el Parlamento en el siguiente consejo de Gobierno, antes de dar paso a una penosa última etapa de votaciones perdidas. Las elecciones, en esta segunda hipótesis, serían en la tercera o cuarta semana de noviembre.

La gestión que de las próximas semanas realicen el Gobierno, el PSE y los dos partidos de la oposición, PNV y PP, será determinante para el lugar desde el que afronte cada uno el ya evidente período preelectoral. El PSE está en situación de responsabilizar al PP de haber incumplido su compromiso para cuatro años y de haberlo hecho por sometimiento a las directrices del Gobierno Rajoy, y los intereses de su partido fuera de Euskadi, pero tiene también sobre el tapete el riesgo de aparecer tan impotente como para no haber podido frenar siquiera el abandono de su socio. Al PP se le presenta otra dificultad: la de deslegitimar ahora la labor de un Gobierno al que ha sostenido desde 2009, mientras el PNV verá por fin cumplida la predicción, realizada desde el minuto uno del pacto PSE-PP, de que el pacto no duraría por su falta de conexión con la mayoría social vasca.

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