El ladrillo absorbe 4.444 millones en provisiones de Novagalicia Banco
Las indemnizaciones millonarias a cuatro directivos habrían pagado 331 prejubilaciones
La pesada digestión del ladrillo que la caja gallega, ahora banco, heredó de sus fundadoras, Caixa Galicia y Caixanova, están en los 14.371 millones de euros concedidos en créditos al sector, que según reconoce la propia enttidad le obligarán a realizar, entre 2011 y 2012, unas provisiones que ascienden a 4.444 millones de euros, 780 más que la suma de las dos inyecciones que ha realizado el Estado a través del fondo de rescate. En ese importe se incluyen los nuevos requerimientos del Real Decreto ley 2/2012 bautizado como Decreto Guindos.
De todos los préstamos para la vivienda, 5.020 millones están clasificados como créditos de dudoso cobro o y subestandar (que está a un paso de serlo), mientras 2.283 millones se califican bajo el epígrafe de “riesgos normales”, es decir, operaciones sometidas “a seguimiento especial”, por parte de la entidad.
Las cuentas detalladas de Novagalicia, que por primera vez en 2011 incorporan elementos de transparencia como un detalle exhaustivo de los pagos a directivos, ponen de manifiesto los enormes excesos que, con la crisis encima, se cometieron en Novacaixagalicia. Por ejemplo, que los cuatro directivos que salieron en septiembre (José Luis Pego, Javier García de Pareces, Gregorio Gorriarán y Óscar Rodríguez Estrada) cobraron sólo por sus prejubilaciones 18 millones, el equivalente a lo que costaron 331 bajas del personal que se acogió al ERE. Sus retribuciones totales, ya conocidas, fueron de 13 millones en el caso de Pego, 10,59 para De Paredes, 8,4 millones para Gorriarán y 1,3 de Rodríguez Estrada. Los sueldos de Rodríguez Estrada (459.000 euros anuales) y Gorriarán (434.000), que no se conocían, también figuran en el desglose.
Por primera vez se incorpora el detalle de los contratos blindados
Según esa información, que figura en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, se mantienen cláusulas de blindaje en el actual plantel directivo que equivalen a entre una y dos anualidades del salario bruto total.
Es el caso de César González Bueno, el consejero delegado, y José María Castellano, con retribuciones de 842.000 euros anuales (rebajadas posteriormente por el Banco de España a 600.000) y una anualidad de blindaje. Directivos como José Venegas, director de medios de NCG, recibe anualmente 869.000 euros y goza de un blindaje por el equivalente a ese importe. Domingo González Mera, responsable de riesgos, tiene una cláusula equivalente a dos anualidades de 490.000 euros, su retribución, y Enrique Tellado, encargado de la estrategia, de otros 292.000 euros.
Las obras de remodelación de la sede central costaron 16 millones
Las cuentas también detallan las emisiones de participaciones preferentes que a lo largo de la década realizaron las dos cajas por separado. Caixa Galicia colocó en varias operaciones 732 millones de euros mientras que en Caixanova fueron 503 millones. La remuneración de ese producto quedó congelada, entre protestas de clientes, cuando la caja anunció pérdidas. Cientos de ahorradores han denunciado a la entidad porque lo consideran una confiscación de su dinero.
Volviendo al ladrillo, las filiales inmobiliarias del grupo necesitaron importantes inyecciones de capital hasta un total de 764 millones de euros durante 2011. Sin embargo NCG División Grupo Inmobiliario no pudo evitar cerrar el año con unas pérdidas de 334 millones.
Otras filiales en pérdidas son el Banco Gallego, con números rojos de 28 millones o Participaciones Agrupadas SL, otros 105 millones. La operación de venta de la participación que el empresario Manuel Añón poseía en la corporación industrial de Caixa Galicia (donde había invertido 100 millones de euros por el 5,56%), se cerró por 74 millones tras la entrada de Castellano, lo que anuló, como reconoce el banco, el acuerdo que Añón había firmado con el anterior responsable de la cartera, José Luis Méndez Pascual.
Y como guinda, las obras de remodelación de la sede central de la entidad en Vigo, que incrementó un par de pisos la altura del edificio con una gran cúpula a modo de ola marina costaron otros 16 millones.
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