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Helsinki no tendrá Guggenheim

El alcalde de la capital finlandesa no logra apoyos para poder sacar adelante el proyecto. Juan Ignacio Vidarte reconoce que se “cierra definitivamente el camino”

Juan Ignacio Vidarte, segundo por la izquierda, en la presentación del estudio de viabilidad del museo en Helsinki el pasado enero.
Juan Ignacio Vidarte, segundo por la izquierda, en la presentación del estudio de viabilidad del museo en Helsinki el pasado enero.MARKKU OJALA+

La red internacional de museos Guggenheim no tendrá un sexto nudo en el norte de Europa. El alcalde de Helsinki, Jussi Pajunen, se quedó en minoría en el seno del equipo de gobierno municipal y se vio obligado a abandonar el proyecto de construir otro Guggenheim en los muelles portuarios de la capital finlandesa. El alcalde lideró la iniciativa de construir un Guggenheim en su ciudad sin tener garantizado el apoyo del pleno consistorial.

El proyecto recibió ayer ocho votos en contra y solo siete a favor el seno del equipo consistorial, por lo que fue abandonado y no seguirá su tramitación para llegar al pleno.

La propuesta fue derrotada al dividirse el voto de los concejales ecologistas. Tres representantes de Los Verdes, la segunda fuerza política en el Ayuntamiento de Helsinki, aliados de los conservadores en el municipio hasta ayer, sumaron sus votos negativos a los de los tres concejales socialdemócratas y el de la Alianza de Izquierdas y del partido ultranacionalista Verdaderos Finlandeses, según informa Efe.

El otro concejal de Los Verdes apoyó la propuesta del alcalde, pero sus siete votos no fueron suficientes y el proyecto fue rechazado definitivamente. Elaborado el informe de viabilidad de la Fundación Solomon R. Guggenheim, la iniciativa quedó abortada sin llegar al pleno municipal que debía dar luz verde a la siguiente fase, la convocatoria de un concurso arquitectónico para dar forma al nuevo museo.

Otros museos frustrados

La expansión internacional de la Fundación Guggenheim se centra ahora en el museo de Abu Dabi, en fase de construcción. A finales de año la constelación Guggenheim perderá una de sus estrellas: la sala de exposiciones de Berlín cerrará sus puertas definitivamente.

Helsinki no quedará como un caso aislado en la historia del crecimiento de la red Guggenheim. Por el camino han quedado en los últimos años proyectos para construir museos en Salzburgo, Rio de Janeiro, Guadalajara, Seúl, Taichun (Taiwan) o el sur de Manhattan, otro Guggenheim en Nueva York para completar la oferta de la casa madre. Y más cerca, el Guggenheim Urdaibai, fuente de un severo conflicto entre la Diputación de Bizkaia y el Gobierno vasco.

Juan Ignacio Vidarte advierte que la estrategia expansiva de la fundación americana se ha abierto a otros modelos. Ya no se trata de abrir museos, sino emprender proyectos sin ubicación especifica con residencias para conservadores, exposiciones itinerantes y compra de obras de arte para la colección Guggenheim, como el firmado con la empresa UBS por un plazo de cinco años para el sur de Asia, América Latina y el norte de África.

Los medios finlandeses apuntan a que el cambio de postura de Los Verdes, favorables hasta hace poco al proyecto, se debe en parte a una venganza contra los conservadores de Pajunen, después de que estos votaran la semana pasada a la candidata socialdemócrata a la vicealcaldía, en lugar de elegir a la aspirante ecologista.

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El director general del Guggenheim Bilbao y responsable de la expansión internacional de la Fundación Solomon R. Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, consideró que la decisión tomada ayer el seno del Gobierno de Helsinki “cierra el camino al desarrollo del museo”. Vidarte cree que supone “una decepción” pero no un escenario “dramático” para los intereses de la fundación y sus planes de internacionalización. “Era un proyecto en fase preliminar que había generado ilusión en la Fundación Guggenheim, incluido el museo de Bilbao, y contaba con buenas condiciones”, lamentó. Vidarte señaló que en las actual incertidumbre económica en Europa el abandono del proyecto de Helsinki “entraba en las hipótesis” de trabajo.

En contra del proyecto que encabezaba el alcalde jugaba el rechazo de sectores de la cultura y la política finlandesas, para quienes un Guggenheim en el puerto de la capital suponía un proyecto faraónico para un país de sólo 5,4 millones de habitantes. El estudio de viabilidad preveía la construcción de un edificio de unos 12.000 metros cuadrados de superficie, que requería la inversión de unos 140 millones de euros. A esta cantidad se tendrían que haber sumado otros 30 millones, que la Fundación Solomon R. Guggenheim recibiría como compensación por integrarse en la red de museos por un plazo de 20 años. A diferencia de Bilbao, Helsinki no contaría con colección propia y especializaría su oferta en exposiciones relacionadas con la arquitectura y el diseño, con el objetivo de atraer, especialmente, visitantes procedentes de Rusia y Centroeuropa.

Como ocurrió en el País Vasco cuando el acuerdo para el Guggenheim Bilbao daba sus primeros pasos, los críticos con el proyecto temían que un museo Guggenheim, eclipsara al resto de actividades culturales de la ciudad y obligara a recortar sus presupuestos para financiarlo. La capital finlandesa, además, soporta una deuda pública que se prevé alcance los 2.000 millones de euros (3.200 euros por habitantes) en 2014.

Las instituciones vascas, con capacidad de veto a nuevos museos Guggenheim en Europa, dieron el visto bueno al proyecto el pasado mes de marzo. El acuerdo del Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia con la condición de que las exposiciones producidas en la sede central de Nueva York llegarían antes a Bilbao que a Helsinki.

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