Con las cartas boca arriba

Nunca he entendido que los partidos se jueguen en las salas de prensa. Ese es un fútbol absurdo, sin balón, lleno de suposiciones de inquinas, de manías, de inseguridades. El fútbol lo planifican los entrenadores, lo juegan los futbolistas y lo animan los espectadores. Cuando se cambian los papeles el invento no funciona. Ricardo Sa Pinto tiene un buen equipo. Hoy se verá si un gran equipo, lo cual es posible. Un conglomerado de futbolistas que por lo visto en el José Alvalade no necesitan arengas externas al fútbol. Bielsa ha querido jugar con las cartas boca arriba. No solo ha dicho, como acostumbra, quienes van a jugar, sino en que lugar van a jugar. Jamás habla de los árbitros y siempre respeta los méritos del rival.

A Sa Pinto le ha sobrado falsa dialéctica. Y ha tenido miedo. Miedo a ratificar lo que dijo sobre Villar y los árbitros nada más concluir el partido de ida. Donde dijo digo ahora dice que dijo Diego. Miedo o mentira. O quizás ha repasado la historia del futbol español y ha visto cuantos títulos ha ganado el Athletic con Villar de presidente. Se equivoca. No conviene jugar con el presidente de la FEF. Pero es aún peor jugar con el fútbol como si fuera un juguetillo sin importancia. Y no conviene restar méritos al rival porque a veces en el pecado se lleva la penitencia.

Hoy no juegan Sa Pinto contra Bielsa, ni Bielsa contra el árbitro, ni Sa Pinto contra Villar. Sería mucha arrogancia. Hoy juega el Sporting de Portugal contra el Athletic y ambos tienen muchas posibilidades de alcanzar la final porque son dos grandes equipos. Tratar de restar importancia a los futbolistas es prostituir el espectáculo. Y el fútbol necesita más amigos que enemigos, que no está el horno para bollos. Quien alcance la final lo habrá merecido sin ayuda de nadie, jugando con las cartas boca arriba.