Desconocimiento de los desmanes de Guerrero

Metáfora del beso de la muerte. Al mediodía de ayer el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, se encontró por casualidad con el exconsejero Antonio Fernández en el restaurante Oriza,situado justo entre los juzgados y la sede del Partido Popular. Y se fundieron en un abrazo, intercambiaron opiniones en un tono afable y se desearon suerte después de las interminables batallas dialécticas entre PSOE y PP por el caso de los ERE. El abrazo se produjo seis horas antes de que la abogada del PP andaluz pidiera prisión para Fernández. Un portavoz de Arenas matizó que la conversación se limitó a un saludo educado y desmintió cualquier tipo de conversación entre ambos.

La tensión acumulada tuvo sus efectos a las 21.30, justo después de la vistilla en la que la fiscalía pidió la prisión, cuando la juez pidió realizar un descanso porque se encontraba fatigada. Ella misma relató que la primera noche había repasado la declaración hasta las 3.30 de la madrugada, y fuentes del caso han relatado que a menudo permanece en el juzgado a comer algo ligero.

Por la mañana la letrada del PP había interrogado a Fernández, y este insistió en que desconocía los desmanes de su subordinado el ex director general Javier Guerrero, en prisión preventiva. Guerrero estuvo a sus órdenes durante cuatro años (2004-2008), aunque coincidieron otros cinco en la cúpula. “Un desconocimiento total y absoluto”, matizó un abogado sobre la cuarta sesión en la que el acusado respondió a 150 preguntas.

Fernández mostró su convencimiento de la legalidad del fondo para empresas en crisis y que la juez considera ilegal. La letrada le preguntó por empresas como Samec o los ERE (expedientes de regulación de empleo) en grandes compañías como Heineken. Además, le interrogó por las ayudas millonarias que no pasaron por el Consejo de Gobierno y los expedientes que no llegaron desde la Dirección General de Trabajo hasta el consejo rector de la agencia Idea (pagadora de las ayudas públicas).