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Reportaje:

Una juez controvertida

Mercedes Alaya instruye casos tan mediáticos como el de Mercasevilla o la gestión de Lopera en el Betis

Javier Martín-Arroyo

"La única razón a la que puede obedecer esta querella en este preciso momento radica en el interés de apuntarse el tanto ante la opinión pública, ante los diversos medios de comunicación, frente al anuncio de otros partidos políticos distintos del que gobierna en el Ayuntamiento".

La magistrada Mercedes Alaya, titular del Juzgado de Instrucción 6 de Sevilla, genera controversia, interés mediático, titulares casi cada semana. La culpa la tienen valoraciones como el párrafo anterior, incluido en un auto, y el hecho de que instruye casos de gran calado político, deportivo y social como las irregularidades en Mercasevilla, el veto del Ayuntamiento de Sevilla a un homenaje al escritor franquista Agustín de Foxá o la gestión del Betis por parte de Manuel Ruiz de Lopera. La juez es una profesional que suscita adhesiones y opiniones en contra, casi todas viscerales, por la polémica que acarrean sus investigaciones e interrogatorios.

"La veo muy precisa al razonar sus decisiones", opina una fiscal
"No busca la verdad, sino ratificar una idea preconcebida", dice un letrado

Licenciada en 1987 con excelentes calificaciones, lleva más de una década en su juzgado actual. Alaya no secundó las dos convocatorias de huelga de los jueces contra el Gobierno, pero en la última, el pasado 8 de octubre, acudió a la concentración de protesta frente a la Audiencia. Las voces que elogian su trabajo destacan su rigurosidad: "La veo muy precisa al razonar sus decisiones. No infiere respuestas, hace referencias a contradicciones y cuando algo no se comprende, vuelve a preguntar", comenta una fiscal. En este tiempo ha protagonizado varios enfrentamientos -a través de escritos- con abogados que discrepan de manera radical con su forma de dirigir las investigaciones.

"No busca la verdad, sino ratificar como sea una idea preconcebida de un asunto. Coge una linde con un sesgo increíble, tiene una mentalidad dirigida y una incapacidad para ser flexible", critica un letrado. Otros abogados consultados juzgan negativamente su "perfil inquisitivo", a pesar de que investigar una causa en ocasiones requiere preguntar a testigos e imputados hasta el exceso.

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"La realidad es que amedrenta al interrogado después de mirarle a los ojos. Es seria y trabajadora, pero también impulsiva y con un estilo deslizado hacia una tónica inquisitiva. Los jueces de instrucción deben trabajar a partir de una hipótesis de trabajo criminal. Ella debe dotar de fuerza una hipótesis de trabajo y es muy difícil que no se implique para el logro de una instrucción. No es fácil descabalgarse", resume un letrado.

La batalla que libra el PP en contra del alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, ha estado este año apoyada en las resoluciones de Alaya. Casi puntualmente el PP ofrece una rueda de prensa con las novedades del caso. De momento, la juez ha imputado al ex asesor del regidor Domingo Enrique Castaño, al que los populares señalan como el cerebro de las irregularidades que han llevado a la empresa pública a una desastrosa situación financiera. Tras el rechazo de Alaya a la personación del PSOE en el caso, el letrado del partido socialista rebatió: "La instructora no está legalmente habilitada para efectuar valoraciones políticas, que deben figurar extramuros del contenido de unas diligencias penales: en un estado de derecho, las valoraciones políticas pertenecen a un ámbito externo al propio procedimiento penal y deben efectuarse por quienes se dedican a dicha actividad". Finalmente, la juez admitió la personación del PSOE tras mejorar su argumentación el partido: "Injustificada y lamentable por sobrepasar los límites de la dialéctica procesal, es la suposición de que en las presentes diligencias por prevaricación esta instructora admite la presencia de unos y excluye la de otros. Nada más incierto".

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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