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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Modelo y antimodelo

La izquierda tiene una nueva oportunidad de ensayar un gobierno de coalición en unas condiciones mucho más difíciles que en 1994

España empieza a constituirse democráticamente en el momento en que se inicia el proceso de desaparición del comunismo como opción política en el continente europeo. En la década de los ochenta se produce el derrumbe del llamado socialismo realmente existente en los países del este europeo y entran en un proceso de descomposición los grandes partidos comunistas de los países occidentales. La izquierda de tradición comunista apenas tuvo tiempo de operar con una cierta normalidad en la España recién constituida democráticamente.

El comienzo fue prometedor. En especial en Andalucía. La izquierda comunista tuvo buenos resultados en las elecciones constituyentes de 1977 y en la primeras constitucionales de 1979 y unos resultados que casi cabría calificar de espectaculares en las municipales de 1979. En los primeros años de la democracia se produjo un empate entre PSOE y UCD. Era la presencia del PCE la que desequilibraba hacia la izquierda el mapa electoral. Esa presencia fue clave en las elecciones municipales de 1979, en las que el PSOE obtuvo el segundo peor resultado electoral de los últimos 35 años. La presencia comunista hizo posible que la izquierda gobernara prácticamente todos los Ayuntamientos y Diputaciones. Y gracias a ello se hizo el Pacto de Antequera y se pudo ejercer la iniciativa autonómica por la vía del artículo 151 de la Constitución y se celebró el referéndum del 28-F de 1980. Sin la aportación comunista la historia de la autonomía andaluza habría sido muy distinta.

El derrumbe de la opción comunista en el continente europeo tuvo su reflejo también en España y en Andalucía. El desconcierto que se produjo en el interior de las filas comunistas fue enorme, produciéndose como consecuencia de ello el trasvase de la inmensa mayoría de sus votantes a la opción socialista. Ha habido momentos, muchos, en los que parecía que la unión de la izquierda se iba a producir fácticamente como consecuencia de la desaparición de la tradición comunista.

Nunca ha llegado a producirse del todo. La izquierda de tradición comunista ha conseguido sobrevivir. En la primera mitad de los noventa tuvo una recuperación importante, que le llevó a obtener sus mejores resultados en las elecciones de 1994. Deberían haber conducido a la formación de un Gobierno de coalición entre PSOE e IU. Un error estratégico de la dirección de Izquierda Unida tanto en esas elecciones autonómicas como en las municipales de 1995, impidió que la mayoría de izquierda tuviera en Andalucía la presencia institucional que debería haber tenido. Al PP se le abrieron espacios que la izquierda nunca debería haberle abierto.

Las consecuencias de ese error estratégico han sido negativas para la izquierda en general, pero sobre todo para IU, que ha tenido que pasar una nueva y prolongada travesía del desierto, de la que está prácticamente saliendo.

En 2012 hay una nueva oportunidad de ensayar un Gobierno de coalición PSOE-IU. Las condiciones objetivas son mucho más difíciles que las de 1994. En 1994 estábamos en crisis y la tasa de paro era igual que la de hoy. Pero era una crisis de las tradicionales, de las conocidas y de las que sabíamos que íbamos a salir en muy poco tiempo. La de hoy es desconocida y de la que no sabemos cómo y cuándo vamos a salir. En 1994 había un equilibrio entre la derecha y la izquierda en España. Hoy nos encontramos con una fuerte hegemonía de la derecha. Andalucía es la única excepción. Hay mayoría de izquierda por la conjunción de los dos tradiciones de la izquierda española. Como en la transición y como a mediados de los noventa. La transición fue el modelo. Los noventa, el antimodelo. Veremos.

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