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El alfabetizador visual

El cineasta Peter Greenaway incluye en su serie a 'Las Meninas' y el 'Guernica'

Margot Molina
Peter Greenaway, en la sede del Cicus en Sevilla.
Peter Greenaway, en la sede del Cicus en Sevilla.GARCÍA CORDERO

Escucharlo es como zambullirse en una de esas tormentas de ideas, tan populares en las empresas más punteras, con la salvedad de que no se trata de un equipo devanándose los sesos para encontrar soluciones originales sino de una sola persona: Peter Greenaway. El director de películas como El contrato del dibujante (1982) o El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante (1989) toca tantos palos que parece multiplicarse. Pintor, autor dramático, músico y artista plástico, Greenaway (Newport, Gales, 1942) demostró el martes en Sevilla que también es todo un performer en la conferencia que pronunció dentro del festival Ubicua 12, organizado por el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (Cicus).

El cineasta británico presentó en la capital andaluza su montaje audiovisual sobre Las bodas de Caná (1563), basado en el inmenso óleo homónimo de Paolo Veronese —de casi 10 metros de largo por siete de alto—, un trabajo que forma parte del proyecto Nine classical paintings revisited, en el que pretende llevar a su terreno nueve pinturas fundamentales de la Historia del Arte. "Estamos en conversaciones con el Museo del Prado para hacer Las Meninas, de Velázquez, y con el Centro Reina Sofía para intentar comenzar a trabajar este año sobre el Guernica, de Picasso", adelanta el artista británico, quien ha desarrollado su carrera como pintor paralelamente a la de cineasta.

Antes de la proyección, que el festival ofrecerá todos las noches hasta el viernes 20 en la sede del Cicus (Madre de Dios, 1), Greenaway explicó la filosofía de su trabajo ante una sala repleta que atendió boquiabierta a sus 90 minutos de amena intervención. "Intento despojar al cine de su comodidad. La sala a oscuras, mirando a una sola pantalla es muy aburrido. El cine puede ser diferente. El cine de nuestros abuelos y nuestros padres está agotado, espero que muy pronto Hollywood pueda desaparecer. Yo ya he enarbolado la bandera de la revolución digital", aseguró el creador antes de la conferencia. Su batalla se centra en luchar contra lo que él llama "analfabetismo visual" frente a la primacía del texto en el cine.

El director presenta en Sevilla su recreación del óleo 'Las bodas de Caná', de Veronese

"Hasta hace muy poco el cine era una actividad elitista; pero ahora, gracias a la Santísima Trinidad: móvil, ordenador portátil y videocámara, todos somos potencialmente directores de cine. La verdad es que en Internet hay de todo, especialmente mucha porquería, pero es como la vida misma".

"Sin embargo, aún no puedo ir a ver a un productor con una pintura, tres litografías y un libro de dibujos, tengo que producir un texto para presentar mi idea. Antes de que alguien te dé dinero para producir una película tienes que presentar un texto y esto es lo que debemos cambiar", afirma.

"Como dice Umberto Eco, uno de los grandes promotores de la revolución digital, llevamos 8.000 años de maestría textual. Los hombres que han escrito los textos son los que han controlado nuestra imaginación; pero ahora todo está listo para eliminar a los maestros y comenzar una nueva forma de alfabetización visual que deberá ser también femenina, no solo masculina", apuntó el director de El vientre del arquitecto (1987), quien se prepara actualmente para el rodaje de su 14ª película, una cinta sobre el director ruso Eisenstein que realizará en México a partir de septiembre próximo.

Espero que muy pronto Hollywood pueda desaparecer dice el artista galés

"Cuanto más me gusta una pintura, más frustrado me quedo porque los cuadros no tienen banda sonora. No se trata solo de que la pintura es estática y el cine se mueve; lo que de verdad me fascina es la suma de lo visual y lo sonoro. Lo que puede hacer la pintura, el cine no puede y viceversa. Tenemos 8.000 años de pintura frente a 117 años de cine", comenta para justificar el titánico proyecto que emprendió en 2007 con La ronda de noche, de Rembrandt, a la que le siguió La última cena, de Leonardo da Vinci, y Las bodas de Caná, la última entrega que ha realizado sobre Nine classical paintings revisited. En este proyecto sobre nueve pinturas en el que incluirá a Velázquez y a Picasso también entrarán Los nenúfares, de Monet, que está en el Museo de la Orangerie de París; Mediodía de domingo en la isla La Grande Jatte, el lienzo con el que Georges Seurat sentó las bases del puntillismo y que se conserva en el Art Institute de Chicago, y una de las pinturas de Pollock que se muestran en el MoMA de Nueva York.

Peter Greenaway practica el arte sin barreras de géneros. Se formó como pintor en Londres y tuvo como tutor nada menos que a David Hockney, comenzó a rodar cortos y documentales en los sesenta y en 1980 realizó su primer largometraje: The falls. Tras convertirse en un director de culto con títulos como Los libros de Próspero o El niño de Mâcon, Greenaway está obsesionado con la idea de liberar a la gran pantalla de la esclavitud del texto a través de las nuevas tecnologías.

Esos nuevos instrumentos le hubieran venido de perlas cuando en 1985 hizo A zed and two noughts (traducida por ZOO en España). "ZOO no tuvo éxito, pero es un filme que me gusta mucho y si pudiera volver a hacer una película con los medios de que dispongo ahora sería esa", aventura Greenaway, por si acaso algún productor le está escuchando.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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