La Pepa más literaria
El profesor Romero Ferrer repasa la huella que ha dejado la Constitución de 1812 en los libros
Es un viaje al pasado navegando por las páginas de miles de libros. El profesor de la Universidad de Cádiz, doctor en Filología Hispánica, Alberto Romero Ferrer, vira el espejo de la historia hacia la literatura para que las novelas, los ensayos, las obras de teatro y la poesía expliquen la guerra de la Independencia y el proceso constitucionalista que vivió España en el primer tercio del siglo XIX. Su compendio lleva en el título la ambición de esta aventura literaria en el tiempo: Escribir 1812. Memoria histórica y literatura. De Jovellanos a Pérez Reverte.
Romero Ferrer ha logrado editar este libro gracias a la Fundación José Manuel Lara y el Centro de Estudios Andaluces. "Es un recorrido por la literatura de los siglos XIX y XX", describe. Propuso este camino porque entiende que la literatura "no solo se convierte en un espejo de la historia sino que desde el principio participa como un activo más de una revolución política". La prensa, los protagonistas de las Cortes, las reuniones en el oratorio San Felipe Neri ponen y formar parte de la literatura. Y eso se refleja en todos los géneros, que asumieron con metáforas y realidad lo que acontecía.
La investigación del profesor ha quedado plasmada en este ensayo, donde resalta, por encima de todo, "el extraordinario protagonismo de la literatura en el primer tercio del siglo XIX". Y lo hicieron los grandes. Galdós, Blasco, Pardo Bazán, Martín Recuerda, Buero Vallejo, Alberti. "No solo recrearon lo que pasó sino que hablaban también de su presente".
El autor propone una revisión de protagonistas de la historia como los Villanueva o el abate Marchena
El libro da respuesta al papel fundamental que han tenido los libros en la construcción de la imagen que ha llegado hasta hoy de la Constitución de 1812. Y, por tanto, habla de las transformaciones políticas que promulgaba. Y esa construcción no ha tenido por qué ser fiel a la realidad. Romero Ferrer sostiene que, a pesar de lo que se cree, la Carta Magna fue de todo menos popular. "Llamarle La Pepa porque así la bautizó el pueblo es uno de los grandes mitos. Mitos falsos. La Constitución nunca fue tan popular. Es más una construcción literaria que una realidad".
Y en esto contribuyó la literatura consolidando una memoria colectiva recabada en las lecturas. Y el amplio recorrido por autores y libros permite destacar diferentes visiones. La crítica de Blanco White, la tradicional de Galdós, la conservadora de Pemán, la divertida de Alonso Santos o la aventurera de Pérez Reverte. Porque ese viaje en el tiempo llega hasta nuestros días, con la publicación de Los conserjes de San Felipe o El asedio.
Hay referencias también a Federico García Lorca. En el libro, Romero Ferrer recuerda la exaltación del liberalismo que supuso Mariana Pineda, continuación de la colección popular de La farsa. La heroína granadina bordó la bandera de libertad. Según el autor, la metáfora poética lorquiana y la tradición popular eclipsaron el contenido político de la obra, que, a su juicio, pudo interpretarse como un ataque contra la dictadura de Primo de Rivera. Lo contrasta con la función que tuvo José María Pemán. "Ofreció un sincretismo nacional-católico que atacó las Cortes de Cádiz y todo lo que ella implicaba como una revolución innecesaria y una agresión a la auténtica nación".
El arranque de la investigación tuvo como punto de partida el análisis de las novelas de Benito Pérez Galdós."Fue así como vimos que había una gran cantidad de material literario anterior a él y que nadie se había preocupado por estudiarlo". Y de haber puesto en marcha esta máquina en el tiempo, Romero Ferrer asegura haber aprendido cosas. Desde un sentido crítico, cree que la imagen de la Constitución ha regresado desvirtuada. Y, desde un punto de vista humano, cree que los libros sí han erigido como protagonistas a los "magníficos" hombres y mujeres que vivieron aquel proceso constitucional. Aunque el profesor ha detectado lagunas o espacios abiertos para dejar otro gran reguero de tinta sobre algunos de ellos.
Son esas historias que todavía no se han escrito. Romero Ferrer propone una revisión de los hermanos Villanueva, Mejías Lequerica o el abate Marchena. Sus peripecias darían para otros episodios nacionales. Y la historia volvería a reflejarse en ese espejo que brinda la literatura.
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