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Los 100 días de Botella, en cifras

Los primeros meses de mandato de la sucesora de Ruiz-Gallardón se han caracterizado por una voluntad de austeridad y eficiencia presupuestaria

Elena G. Sevillano
Bravo y Cobo aplauden a Ana Botella al ser investida alcaldesa.
Bravo y Cobo aplauden a Ana Botella al ser investida alcaldesa.L. SEVILLANO

Ana Botella visita el mercado de Maravillas, en Tetúan, donde compra un besugo, un repollo y unas alcachofas. Ana Botella visita un centro de mayores en Carabanchel, donde la reciben con castañuelas y piropos varios. Ana Botella visita el casco histórico de Vicálvaro y afirma que “es un barrio muy apañao”. El mes de enero la flamante alcaldesa de Madrid no dejó de hacer visitas. Muchas de ellas, sin más propósito que ese, ver y dejarse ver. Parecía que empezaba un cursillo de aguirrización acelerado, un proceso para borrar peras, manzanas, negacionismo medioambiental y reflexiones sobre cómo los mendigos dificultan la limpieza de la ciudad de la memoria de los madrileños y crear una nueva imagen de política campechana que sale a diario del Palacio de Cibeles para patearse los barrios. La primera alcaldesa de la historia de la capital cumplió el pasado Jueves Santo los primeros 100 días al frente del Ayuntamiento con más habitantes y más presupuesto (y más deuda) de España. Las meteduras de pata que la oposición anticipaba cuando llegó al puesto, heredado tras la marcha de Alberto Ruiz-Gallardón al Gobierno de Mariano Rajoy, no se han producido. Los titulares jugosos son cosa del pasado. Botella ha cultivado una imagen de austeridad y voluntad de eficiencia en los servicios municipales que ahora, tras aprobar un estricto plan de ajuste, le toca demostrar. Su equipo asegura que son 66, ni una más ni una menos, las medidas puestas en marcha por la alcaldesa en este primer centenar de jornadas. Estas son algunas cifras que resumen su gestión:

Un millón de ahorro. Casi recién aterrizada en el Palacio de Cibeles, Botella anunció un adelgazamiento en su equipo de Gobierno. Suprimió el área de Seguridad, que quedó englobada en una megacartera: Medio Ambiente, Movilidad y Seguridad. Por el camino se quedaron un coordinador general, cuatro directores generales y 13 puestos de personal eventual (asesores a dedo). Resultado: un millón de euros anuales de ahorro.

10% más caro. El Plan de calidad del aire de la capital es la medida medioambiental más destacada de estos primeros días de Gobierno de Botella. A la presentación a la prensa, en diciembre pasado, fue todavía en calidad del concejal de Medio Ambiente, pero cuando se aprobó inicialmente, el 9 de febrero, ya estaba al mando del Consistorio. El texto es la hoja de ruta de Madrid para los próximos cuatros años en la lucha contra la contaminación. La medida estrella, tildada por oposición, ecologistas y vecinos de recaudatoria, es incrementar un 10% el precio del aparcamiento en el centro y aumentar una hora el horario de los parquímetros. Otras decisiones ya están en marcha, como la compra de filtros para los autobuses de la EMT, la adquisición de vehículos menos contaminantes o el proyecto del eje ciclista Mayor-Alcalá. La crisis, sin embargo, ha obligado a aparcar medidas como las peatonalizaciones de nuevas zonas del centro, de las que hizo bandera Gallardón en su etapa de alcalde.

1.017 millones en facturas. La alcaldesa recibió del anterior equipo una herencia muy pesada: una deuda monumental que en el caso de las facturas pendientes llega a los 1.017 millones de euros. El Ayuntamiento lidera la lista de las corporaciones municipales más endeudadas, con 1.700 empresas pendientes del abono de facturas. Gran parte de ellas no llevan esperando más de 10 meses para cobrar, pero las hay que aguardan desde 2010. La ciudad hizo públicas las cifras el mes pasado, cuando terminó el plazo que dio Hacienda a los ayuntamientos para que presentaran sus facturas y pudieran acceder a una línea especial de crédito.

Madrid 2020. Mucho más ligera es otra de las herencias de la etapa Gallardón: la obsesión por celebrar unos Juegos Olímpicos en la capital. Botella aprovechó su discurso de investidura, el pasado 27 de diciembre, para refrendar que acepta de buen grado llevar la antorcha. Ocupa “un lugar destacado” en sus prioridades, aseguró. A diferencia de Gallardón, que lideró los dos primeros intentos de hacerse con los Juegos, Botella no dirige personalmente la candidatura. El exalcalde anunció en septiembre pasado que dejaba el timón en manos del presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, algo que más de uno interpretó como un indicio de su futura salida del Ayuntamiento. Por aquella época, él aún jugaba al despiste con aquella frase tramposilla: “No tengo prevista cosa distinta”.

Fórmula 1. El Ayuntamiento aún se estaba recuperando de la marcha del Real Madrid de baloncesto de la Caja Mágica el año pasado cuando, ¡plas!, la Federación Madrileña de Tenis también abandonó en febrero una instalación que había costado casi 300 millones (el doble de lo previsto) y estaba completamente infrautilizada. Llegó al rescate el equipo de fórmula 1 español HRT, que firmó un acuerdo para instalar en la joya de la candidatura madrileña a los Juegos su cuartel general por 800.000 euros anuales más otros 180.000 en concepto de mantenimiento de la infraestructura.

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50% gratis. El impulso de la actividad económica y el empleo también ocupó un lugar destacado en la toma de posesión de la alcaldesa. Entre otras cosas, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una subvención del 50% de las cuotas a la seguridad social durante los 18 primeros meses de actividad para los autónomos menores de 30 años. Destinará a ello 10 millones de euros en cuatro años.

Benedicto XVI. Botella aún era concejal cuando se celebró, en agosto pasado, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Este martes la alcaldesa viajó a Roma junto con el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, para acudir a una audiencia privada con el Papa. Dieron las gracias a Benedicto XVI por la jornada, de cuya organización se encargó la entonces responsable de Medio Ambiente. Las creencias, religiosas pero también de otra índole, de Botella siempre han estado en el punto de mira. El matrimonio homosexual es una de ellas. ¿Pensaba Botella casar a gays como alcaldesa? “No pienso casar a nadie”, zanjó hace poco en la Cadena Cope. Los matrimonios, de parejas del mismo sexo o no, no entran en sus competencias, explicó.

550 millones de euros. Botella se ha marcado como prioridad reducir la enorme deuda financiera de Madrid (6.641 millones) y por eso ha aprobado recientemente un plan de ajuste que pretende ahorrar 550 millones de euros en dos años. Anunció subidas en impuestos, tasas y servicios municipales. “No son medidas populares o cómodas”, admitió. El reto es ahora mantener los servicios esenciales con la misma calidad.

La Cañada: 5.666 almas. Es solo un primer paso. El Ayuntamiento ya tiene un censo del tramo de la Cañada Real situado en su término municipal. Son 5.666 personas, hay 1.004 parcelas, 2.175 edificaciones, 1.707 viviendas y 118 locales y negocios. Botella es partidaria de regularizar una parte del asentamiento y derribar el resto.

12 euros. Pan de avena, cremas hidratantes de aceite de oliva y tortitas. La compra de Botella en la inauguración del nuevo Mercadona de Serrano no llegó a12 euros. Ella fue por la mañana; Aguirre –que según las crónicas se sorprendió de lo baratos que estaban los langostinos--, por la tarde. Las dos se hicieron la foto pasando por caja, como dos mujeres trabajadoras más.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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