Mas indigna a los sindicatos por querer deshinchar la huelga
Duran califica de "fracaso” el 29-M, pero CiU busca acercarse a los manifestantes
Los sindicatos convocantes de la huelga general del jueves cargaron ayer contra el Gobierno catalán por haber asumido las cifras de la patronal sobre el seguimiento del paro en Cataluña. El portavoz del Ejecutivo, Francesc Homs, situó la participación en el paro en Cataluña en alrededor el 20% de los trabajadores, basándose en los datos que había hecho públicos la patronal de pequeñas y medianas empresas Pimec. Tanto CC OO como UGT lo consideraron un error y coincidieron a advertir al Gabinete de Artur Mas que, si no asume la realidad, las protestas ciudadanas no harán sino crecer.
La secretaria de Comunicación de CC OO, Dolors Llobet, recordó que la CEOE “no quiso dar datos”, por lo que “no se entiende que asumiera los datos de la patronal de la pequeña empresa, a los que les faltaba rigor”. Su homólogo en UGT, Miguel Ángel Escobar, reprochó al Ejecutivo que perdiera “neutralidad”. “Si no hace una buena lectura de lo que ha pasado, puede encontrarse gestionando un país que no existe”, remachó.
Ambos sindicatos se mostraron ayer más que satisfechos por el respaldo ciudadano, tanto en la huelga como en la manifestación de la tarde. “Fue un éxito porque acabó siendo una de las convocatorias más seguidas, pero también por el clima social, la convicción de los ciudadanos y el papel de las organizaciones sociales, que se emplearon a fondo”, aseguró Escobar. Pero toda movilización persigue un fin. Y a partir de ahora, los sindicatos esperan que el Gobierno central se siente a negociar la reforma laboral. “El conflicto está ahí, porque no vamos a consentir que las empresas se la apliquen a los trabajadores”, advirtió Llobet.
La vicepresidenta Joana Ortega volvió a dejar claro que la Generalitat no recorta por placer
El seguimiento masivo en algunos sectores, sobre todo la industria y el transporte, y en la manifestación de la tarde en Barcelona, a la que acudieron más de 275.000 personas, según los cálculos de este diario, también fue un bálsamo para los sindicatos, que han sido objeto de una campaña de desprestigio desde algunos sectores conservadores.
El Gobierno catalán puso ayer el acento en el carácter violento de una minoría de manifestantes en Barcelona, pero la vicepresidenta, Joana Ortega, intentó apaciguar los ánimos: “La manifestación fue notable en general, y detrás de ella, más allá de la protesta por la reforma laboral, vemos que hay un malestar de la gente que es comprensible”. La vicepresidenta volvió a dejar claro que la Generalitat no recorta por placer. “El Gobierno también tiene una sensación de impotencia por no tener todas las herramientas a su alcance para atender los problemas de la gente”.
Sí echó agua al vino el líder de Unió Democràtica, Josep Antoni Duran Lleida, firme partidario de la reforma laboral. Aseguró que el 29-M merece el calificativo de “fracaso” porque “el éxito de una huelga no se mide por la gente que se moviliza, sino por si se consigue o no el objetivo que se buscaba, que era la retirada del proyecto”. En su opinión, esto no ocurrirá.
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