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“Para amar 'La Pepa' es preciso conocerla”

Escolares y universitarios reviven teatralmente el afán de los liberales de 1812

Representación teatral sobre 'La Pepa' en el Centro Cultural de Bancaixa en Valencia.
Representación teatral sobre 'La Pepa' en el Centro Cultural de Bancaixa en Valencia.TANIA CASTRO

“Para amarla [La Pepa] es preciso conocerla”, sentencia en escena Neus, una estudiante de Historia del Derecho de la Universitat de València que interpreta a Nicolás María Garelli, el profesor valenciano que impulsó en 1814 la primera cátedra de Constitución en España. La escena tiene lugar en el Centro Cultural Bancaja y es parte de una doble representación en la que alumnos y alumnas del colegio público Primer Marqués del Turia y estudiantes de los grados Derecho-Criminología-Ciencias Políticas han mostrado este viernes en cuatro actos “cómo se trató de inculcar el mensaje liberal entre los españoles”. La dirección de esta pieza teatral, que probablemente no se vuelva a representar, es de las profesoras Pilar e Inés García Trobat y Remedio Sánchez Férriz y se enmarca en los actos del Bicentenario constitucional.

Los alumnos de segundo de Primaria han escenificado cómo se aprendía la Constitución en la escuela de un pueblecito valenciano. Para ello, la profesora de Historia del Derecho de la Universitat de València Pilar García Trobat, autora del libro Constitución de 1812 y educación política y de los textos teatrales declamados, ha tomado “referencias de algún catecismo político de la época y de anécdotas recogidas en la prensa”. Un breve diálogo sintetiza una cuestión incipiente de la época: “Niños, hablad en castellano”. “El valencià está prohibit en l’escola”. “Pero hay gente que enseña la Constitución en valenciano”.

Los universitarios representan una obra en la que se refunden dos comedias, ¿Qué es la Constitución? y La constitución vindicada, que se llevaron a escena en 1813. La primera refleja el desconcierto ante la orden de jurar y publicar el texto que llega de las Cortes, ya que en ocasiones “no atinaban a entender la palabra Constitución”.

En la segunda, que pone en guardia contra los absolutistas un noble esgrime en su defensa la Constitución que ataca y la esposa justifica su decisión de asistir a las celebraciones populares de la Constitución exclama: “Pues ya que se quema la casa calentémonos al fuego”. Como subraya García Trobat, el capítulo de instrucción pública es el más extenso de la constitución de Cádiz y los liberales no tardaron en percatarse de que la pedagogía constitucional era el principal reto que tenían ante sí para hacer prosperar sus ideas.

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