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pequeño comercio

La policía toma el centro de Madrid

Decenas de agentes impiden el paso de huelguistas a la calle de Preciados desde Sol Menos de la mitad de los comercios cierra en una jornada con mucha menor clientela

Un comercio de alimentación en Madrid.
Un comercio de alimentación en Madrid.EFE

Decenas de policías antdisturbios impedían a mediodía el paso desde la Puerta del Sol a la calle de Preciados, una de las zonas comerciales más importantes de la capital, a cualquiera que llevase una pegatina sindical, una camiseta reivindicativa de la educación pública o simplemente fuese joven. Los agentes (todos ellos con el número de identificación tapado) se limitaron a señalar que cumplían “órdenes” cuando los ciudadanos se quejaban con gran indignación de que se les vetase el paso sin ningún motivo. El despliegue policial es enorme en todo el centro de la ciudad, con decenas de lecheras apostadas en las esquinas de las principales calles.

En la Puerta del Sol, un piquete de algo más de un centenar de personas, la mayoría jóvenes del sindicato anarquista CGT, intentaron durante la mañana que cerrasen algunos comercios aún abiertos. Lo consiguieron en algunos casos, por ejemplo en Cortefiel, aunque en la calle de la Montera varios comercios volvían a levantar la persiana al rato de pasar el piquete. Otros, como la tienda de abanicos Casa de Diego, se negó a cerrar. Sin más problema que las consignas contra los esquiroles. En la Gran Vía las tiendas de grandes cadenas de ropa seguían abiertas. En general, los pequeños comercios tradicionales cerraron más que los grandes, si bien todos los dependientes consultados coinciden en que hay menos público y menos ventas de lo habitual.

Los centros comerciales de la periferia abrieron con normalidad y la única señal de que había huelga general era un coche de policía de guardia en la puerta de los tres visitados. En el de Las Rosas (San Blas) la mujer que atiende el puesto de la ONCE explica que está vendiendo “lo normal” pero tanto en Carrefour como en las tiendas aledañas consideran que hay mucha menos gente. “Aquí por las mañanas suele haber bastante más gente, aunque sea de paseo”, relata Catherine, empleada de una tienda de complementos. En Plenilunio (Barajas) también estaba todo abierto pero los trabajadores consultados (algunos aprovechaban para dejar constancia de que no secundaron la huelga por temor al despido) reportan una afluencia de gente menor. En el Hipercor de Campo de las Naciones se notaba menos el bajón de clientela.

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