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'Glamour' de baratillo

El Ayuntamiento donostiarra pone a la venta 5.434 muebles y objetos del hotel María Cristina

Mikel Ormazabal
Una mesa de mármol con motivos barrocos, en el mercadillo de objetos del María Cristina.
Una mesa de mármol con motivos barrocos, en el mercadillo de objetos del María Cristina. JAVIER HERNÁNDEZ

“Soy un poco fetichista, es verdad, y tenía capricho de tener algo del [hotel] María Cristina”. Mercedes esperaba ayer por la tarde su turno para abonar 15 euros por un maletero del cinco estrellas donostiarra. Como ella, coleccionistas, aficionados de lo antiguo, algún busca-chollos y muchos curiosos rebuscaban entre cientos de enseres que amueblaban el principal hotel de San Sebastián antes de iniciarse su reforma. El Ayuntamiento donostiarra, propietario de estas joyas del recuerdo, las ha puesto a la venta en un mercadillo instalado en los bajos del estadio de Anoeta.

Son 5.434 artículos. Esta suerte de outlet del María Cristina ofrece colchones, butacas, espejos, lámparas de pie y de techo, cabeceros de cama, sofás, mesillas, apliques vitrinas, papeleras... Y todo en “muy buen estado”, según la oficina municipal de Fomento. En un rincón de la sala hay un póster gigante con jugadores de la Real Sociedad celebrando un gol y dos maquetas, una del estadio y otra del complejo deportivo de Anoeta, pero estos objetos no están a la venta.

La pieza más cara es un sofá de sobrios tapices y líneas curvas que está valorado en 3.190 euros. El mercadillo admite el pago con tarjeta de crédito. ¿Y la más antigua? Un mueble de 1890 con peces tallados en nogal y un espejo de estilo isabelino con los marcos decorados con pan de oro. El concejal de Deportes y Desarrollo Económico, Josu Ruiz, ya ha echado cuentas y cree que el Consistorio podría embolsarse algo más de 300.000 euros si consigue vender todo el mobiliario, un buen pellizco para las arcas municipales ahora que vienen mal dadas para el erario público. No se puede regatear, advierte la organización. A esos ingresos hay que añadir lo recaudado en taquilla: la entrada al mercadillo cuesta un “simbólico” euro.

La pieza más cara es un sofá de líneas curvas que cuesta 3.190 euros

Cuadros, sillas y mesillas estaban siendo los muebles más requeridos. Marta fue una de las primeras personas en entrar y fue directa a por un espejo de casi dos metros. No lo soltó hasta que vinieron a ayudarle para llevárselo a casa. “Me ha impactado su elegancia, el tamaño y la calidad de la madera del marco”. Marta tenía que abonar 231 euros por este antojo.

Carmen, en cambio, se conformó con algo más sencillo: un “cuadro clásico” de 55 euros. “Es un poco cursi”, reconoce esta donostiarra, “pero me ha gustado, y va bien con mi habitación. He visto otro cuadro con barcos veleros, precioso, mucho más bonito que este, pero era una simple lámina, no era una acuarela”.

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El consistorio espera recaudar algo más de 300.000 euros si lo vende todo

La ocasión daba sobre todo para fantasear y jugar con la imaginación, porque quién sabe si en alguno de esos colchones durmió Bruce Springsteen, si en aquel espejo se reflejaron los morros de Mick Jagger o si en esta otra butaca posó la mítica Bette Davis.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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