Los ciclistas tienden puentes
Acció Ecologista-Agró denuncia que de 18pasarelas que cruzan el Jardí del Túria, solo dos tienen algún tipo de infraestructura que protege a los usuarios de la bicicleta
Los ciclistas han venido a Valencia para quedarse. Y, ayer, en menor número que otras veces, cogieron sus bicis para reivindicar unos puentes más accesibles y seguros. El colectivo Valencia en bici, una sección de Acció Ecologista-Agró, recorrieron por la mañana buena parte de las pasarelas que cruzan el Jardí del Túria de Valencia para destacar sus deficiencias y proponer alternativas.
La bicifestación llevaba por lema Cal tendir ponts (hay que tender puentes), un mensaje que dirigieron a los responsables políticos para que cuando acometan proyectos les tengan en cuenta. “De 18 puentes que cruzan el antiguo cauce del río, solo dos disponen de alguna infraestructura que protege a los ciclistas del resto de los vehículos”, denunciaron. Son los puentes de Aragón y Astilleros. En otros, sin embargo, como el puente de les Arts o del Àngel Custodi, las infraestructuras ciclistas acaban paradógicamente al inicio.
Se quejan los usuarios de que acaba de inaugurarse un nuevo puente remodelado -el de Serranos- y el Ayuntamiento no ha previsto un carril bici para los usuarios de los dos pedales. En próximas bicifestaciones, este colectivo pondrá el foco en las vías del tren, que solo pueden ser salvadas por cuatro pasos, de los que uno está reservado a los vehículos a motor y otros dos —las pasarales de Amparo Iturbi y de las Grandes Vías— son inaccesibles a los ciclistas.
Acció Ecologista ve fácil y poco costoso hacer accesibles la pasaleras
La protesta acabó junto al puente del Mar, donde los concentrados —unos 200— guardaron un minuto de silencio por los ciclistas heridos o fallecidos en accidente, la última se produjo hace pocos días en la avenida de Peris y Valero de Valencia.
Un grupo de ciclistas, venidos de Gandia, se quedaron charlando cuando acabó la marcha. "¿Qué os ha parecido Valencia en bicicleta, vosotros que venís de fuera?”. “Hombre”, contesta Mario, de unos 30 años, “en Gandia el tráfico es diferente. Allí es todo más tranquilo y el uso de la bici parece más seguro”. Otra joven, que lleva enganchado a su bici un carro para su perro, cree que hace falta más cultura vial a todos, también a las bicis: “Es la única manera de que convivamos”, afirma convencida.
Los asistentes a la bicifestación se disolvieron y confundieron con otros que aprovecharon un domingo tan soleado como el de ayer para disfrutar de la ciudad sobre dos ruedas.
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