Los delegados de CDC exigen la independencia y suspenden al PP
Un sondeo previo al congreso revela que el 65% duda que el Gobierno logre el pacto fiscal
Los delegados del congreso de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), que empieza la tarde de este viernes Reus (Baix Camp), no quieren más eufemismos: exigen que la hoja de ruta del partido apueste claramente y sin matices por la independencia. Así lo revelan parte de las enmiendas a la ponencia política -dirigida por el portavoz del Gobierno, Francesc Homs-, que se pulirá en el congreso, y un sondeo previo realizado entre los 1.977 delegados.
El 71% apuesta por tener un Estado propio, término que CDC evita en un texto congresual lleno de referencias a la soberanía, la transición nacional y a la “nación plena”, sin mencionar la independencia. En un referéndum, los delegados de CDC lo tienen claro: el 91% votaría a favor de la independencia. Oriol Pujol, que será elegido secretario general del partido, ha evitado pronosticar cómo se concretará el deseo independentista en la estrategia del partido, pero ha remarcado: “la transición nacional es irreversible”
La pulsión soberanista que CDC concretará en este congreso contrasta con su alianza de pactos sellada con el Partido Popular (PP). El pacto no se somete explícitamente a votación su política de alianzas, pero escruta qué opinión merecen el resto de partidos a los delegados nacionalistas. El PP suspende y ERC es la única formación que aprueba. Pujol no ha querido dar las cifras que concretan este resultado, y ha sido muy conciso al valorar la opinión de los militantes sobre los recortes: “Hay unanimidad en decir que con ajustes no es suficiente”. El clamor soberanista del congreso destaca tanto el escaso debate precongresual que ha habido en asuntos como la política social en un momento de recortes o sobre la transparencia tras los casos de presunta corrupción que han afectado al partido los últimos años.
Los delegados de CDC apuestan por el estado propio y ven difícil lograr el pacto fiscal. El 65% considera que el Gobierno fracasará en este objetivo, dato al que Pujol ha restado importancia: “Es una tarea difícil, muy difícil, y el hecho que los delegados digan que no se logrará es la constatación de que tienen los pies en el suelo”.
CDC celebra este congreso con la tranquilidad de haber hecho los deberes en las elecciones y tener un liderazgo consolidado. El debate fuerte en el congreso será la definición del pulso soberanista: si se mantiene la clásica ambigüedad de la formación o los delegados logran dotar el texto de más empuje. Los dirigentes del partido han tratado de limar las ansias de los delegados. “La discusión del tema no es tanto el qué, la palabra [independencia], sino cómo se llega. Tenemos responsabilidades y unos apoyos electorales que no nos permiten decir, ‘pedimos la luna’, y ya está”, ha ilustrado Homs.
La estrategia de CDC pasa por salir del congreso como un partido plenamente soberanista que logre convencer a una mayoría de catalanes de la necesidad de tener un Estado propio. Todo, sin dejar en el camino a los sectores moderados. De ahí que hasta ahora se haya intentado que la palabra “independencia” figure en el texto que se acabe configurando mañana.
El último cónclave de CDC, celebrado en 2008, puso ya las bases a la reivindicación del derecho a decidir. Para desespero de un Artur Mas que buscaba la centralidad a todo precio, el congreso acabó apostando ya por “la nación plena”. En aquel momento Mas intentó compensar la euforia soberanista dando puestos de relevancia en la ejecutiva del partido a dirigentes que entonces se presentaban como moderados, cuyo principal exponente era Lluís Recoder.
Cuatro años más tarde el consejero de Territorio y Sostenibilidad ya se siente tan cómodo hablando de independencia como cualquiera de los integrantes del llamado pinyol soberanista. Y es que según reza la propia ponencia, el eje político de Cataluña se ha desplazado en este tiempo desde el autonomismo al soberanismo como consecuencia del recorte del Estatuto.
Este debate monopolizará buena parte del congreso que encumbrará a Oriol Pujol hasta la secretaría general del partido, un cargo que hasta ahora ocupaba Artur Mas. El presidente de la Generalitat pasará a ser presidente, desplazando a Jordi Pujol a la presidencia de honor.
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