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OPINIÓN

La escritura del míster

Al parecer, el Fútbol Club Barcelona está mandando instrucciones a los traficantes de armas

Un año y pico después del estallido de las revueltas en el mundo árabe, la situación actual no es precisamente esperanzadora y halagüeña. Los países que derrocaron a sus antiguos dirigentes no han mejorado en absoluto las condiciones de vida de sus ciudadanos, la democracia entendida a la manera occidental no aparece ni por asomo y las represalias contra los que colaboraron con los regímenes anteriores se parecen demasiado a la crueldad ejercida por estos durante años. Por si fuera poco, la revuelta en Siria se ha convertido en una guerra civil tan asquerosa como cualquiera, con una comunidad internacional, y especialmente una Liga Árabe, actuando patéticamente y sin solucionar nada. En medio de este panorama desolador, surge una noticia defendida y difundida por la televisión oficial siria. Al parecer, el Fútbol Club Barcelona está mandando instrucciones a los traficantes de armas que abastecen a los rebeldes. Y no lo hacen con palomas mensajeras, mensajes codificados de la máquina Enigma ni sofisticadas aplicaciones vía Internet. El Barça recurre a lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol. Al parecer, muchas de sus jugadas, si no todas, trazan con exactitud las vías de penetración de las armas en territorio sirio. El refinamiento del método de Pep Guardiola, que haría las delicias de Georges Perèc, es tal que el balón representa el cargamento, y si Leo Messi lo envía al fondo de las mallas del contrario el mensaje está muy claro: el material ha sido entregado.

Ya sospechábamos que el fútbol no era un inocente juego de pelota pero esto nos obliga a reflexionar en profundidad. Por lo pronto, a partir de ahora, ya no podemos pensar que cuando un jugador dice alguna sandez del tipo “si marcamos un gol más que el contrario, ganamos el partido” es porque no tiene muchas luces: es muy probable que esté alertando de un nuevo envío que se codificará en el próximo encuentro retransmitido por televisión. Pero si las evoluciones sobre el césped de un equipo sirven para armar a un ejército rebelde, también servirán para muchas otras cosas. La saludable marcha del Celta y el Deportivo hacia la Primera División puede estar basada en los mensajes ocultos que sus respectivos entrenadores deciden sobre la pizarra durante los entrenamientos. Debemos estar atentos porque ahí pueden estar tanto los planes de Feijóo para los recortes venideros como el uso que se le vaya a dar a ACDC (A Cidade Da Cultura), los planos de una urbanización de lujo en O Morrazo, la ubicación de parques eólicos o los organigramas de altos ejecutivos de la banca y sus respectivos sueldos e indemnizaciones.

Reconozcamos nuestro error: hemos infravalorado al deporte rey. Los carísimos informes de Urdangarín para equipos de fútbol valían lo que costaban porque contenían esas claves que ha descubierto el Gobierno sirio. No hay que apostar pues por el ascenso tan solo de Celta y Depor: Galicia tiene que colocar en Primera también al Lugo, al Ourense, al Rácing y al Compos (la Ponferradina podría ayudar asímismo) para urdir un sistema de comunicaciones secretas que nos permita operar en los grandes foros económicos internacionales, diseñar nuevas rutas de pesca sin necesidad de negociar con Marruecos o localizar incendios. Un sistema, en definitiva, que nos dé la ventaja de actuar ocultos a los ojos de nuestros rivales económicos y políticos y nos convierta en un país independiente antes de que el BNG y sus escisiones, distraídos con sus cuitas como están, se den cuenta.

En poco tiempo veremos hábilmente camuflados entre las hinchadas a prestigiosos criptólogos, astrofísicos, geómetras y matemáticos intentando descifrar el mensaje. Se aprovecharán también, cómo no, los astrólogos pretendiendo adivinar el futuro individual en los movimientos del balón. Estos últimos fracasarán estrepitosamente porque Galicia ya habrá abandonado toda esas supersticiones y pseudociencias que invaden a día de hoy nuestra política, nuestra cultura y nuestra economía. El nuevo gurú será el míster: sus enigmáticos signos sobre la pizarra serán como la escritura del dios de Borges en las manchas sobre la piel del jaguar.

@JulianSiniestro

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