El acusado de ciberacoso adicto al sexo virtual según los peritos
“Tenía una copia de seguridad datos para evitar que los pudiera perder", declara un perito en el juicio
El acusado de haber acosado por Internet a 81 mujeres, Jorge Miranda Castro, que se enfrenta a 359 años de prisión por 111 delitos y que fue detenido en Cádiz en 2009, guardaba en su ordenador un historial de cada una de sus víctimas, con datos de su familia, novio y amigos así como las contraseñas de sus cuentas y, según un psiquiatra, es adicto al sexo virtual (sexting).
Otro de los peritos ha asegurado que utilizó virus troyanos para acceder a los ordenadores de sus víctimas y poder apoderarse de sus imágenes y sus vídeos. También usó estos programas para conseguir sus contraseñas y hacerlas chantaje. “O me mandas fotos de tus pechos o te reviento el ordenador ahora mismo”, llegó a decir a las jóvenes, algunas de las cuales eran menores de edad.
El juicio se desarrolla en la sección 3ª de la Audiencia Provincial de Madrid y esta mañana han declarado los peritos, en especial el especialista de la Brigada de Investigación Tecnológica (BITE) de la Policía Nacional. Este ha relatado que las pesquisas comenzaron a raíz de la denuncia de una mujer que aseguró que la estaba acosando un hombre por Internet. Los agentes rastrearon los datos que le facilitó la víctima y llegaron hasta el acusado tras haber pedido todos los datos de las conversaciones de Messenger a Microsoft. Las direcciones les llevaron al domicilio de los padres del acusado en Chipiona (Cádiz) y a una vivienda en la que residía Jorge Miranda en Sevilla.
Los especialistas de la BITE comprobaron que el acusado tenía numerosos archivos de muchas mujeres. Su estudio les llevó seis meses, ya que había bastantes vídeos, imágenes y conversaciones con las posibles víctimas. Para hacerse con sus contraseñas, enviaba un correo que simulaba que se había desconectado de Hotmail y que obligaba a remitir todos los datos a un servidor remoto, con total desconocimiento del usuario. Eso generaba un archivo con sus datos personales al acusado, según el policía. A partir de ahí, también disponía de programas para encender la cámara del ordenador de las mujeres y grabarlas sin que ellas se enteraran.
Otra forma de actuar consistía en hacerse desde una posición remota con todos sus archivos, incluidas fotografías y vídeos, entre otros. El agente ha puesto como ejemplo que el ordenador del acusado tenía unas 300 imágenes almacenadas en la carpeta de Mis Documentos de una mujer que no las había mandado a nadie. “Tenía una copia de seguridad de todos los datos en una segunda participación del disco duro para evitar que lo pudiera perder. También había abierto una ficha con cada una de sus víctimas en las que incluía otros datos, como las contraseñas de sus amigas o los datos de sus padres”, ha añadido el policía nacional.
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