Con la fiambrera a cuestas
Hasta 95% de las personas con celiaquía tiene problemas a la hora de elegir los alimentos
Ir a un cumpleaños con un bocadillo envuelto en papel de aluminio, evitar las citas para cenar o llenar una caja con productos especiales antes de emprender un viaje. Estos son algunos de los hábitos a los que se tienen que acostumbrar las personas con enfermedad celíaca, un trastorno digestivo que consiste en la intolerancia al gluten, una proteína que se encuentra en cereales como el trigo, la cebada o el centeno. Son algunas de las conclusiones a las que ha llegado Cristina Pelegrí Calvo, profesora adjunta de la Universitat de València, en una tesis sobre la incidencia de esta enfermedad en la Comunidad Valenciana.
El estudio, que comenzó “casi por casualidad, para no tener que pasar ocho horas delante de un microscopio”, se hizo sobre 166 personas, 68 niños y 98 adultos. En los primeros, hasta un 66% se ha sentido diferente a los demás niños y aseguraba tener problemas a la hora de realizar actividades sociales. En personas de mayor edad, el diagnóstico había tardado hasta 11 años y la mayoría había pasado por seis médicos de media antes de dar con el diagnóstico: “Como los síntomas son tan diversos, en salud primaria les derivaban a especialistas”, comenta la autora.
“Cuando estoy con gente, se lo hago pasar mal”, resume Karina Seghin, “porque les condiciono a la hora de ir a algún sitio. Además, hay que pensarlo con mayor tiempo, porque casi siempre tienes que avisar a los restaurantes”. Esta mujer de 40 años fue diagnosticada hace 10 debido a desajustes emocionales. Por eso, a pesar de sus inconvenientes a la hora de planificar su vida social, reconoce estar “mucho mejor en todos los sentidos”.
“Nosotros empezamos a ofrecer platos para celíacos por un estudio de mercado”, comenta Antonio, un encargado del restaurante La Papardella, en Valencia, “pero sí que hemos notado que, al saberlo, vienen padres con sus hijos, parejas o empresas con reservas para este tipo de intolerancia”, explica. Este establecimiento es uno de los locales que se están uniendo a la posibilidad de ofrecer una opción sin gluten. Juanjo Devis, encargado de la sección de celíacos del herbolario Navarro, asegura que los clientes suelen acudir en busca de nuevos productos y para comprar en grandes cantidades “que luego mantienen en casa”. En este establecimiento reconocen que mucha gente sigue acudiendo debido a la fiabilidad del etiquetado. Y es que, según la investigadora, “hasta un 95% de los preguntados afirmó tener dificultades a la hora de leer los ingredientes”.
La finalidad de esta profesora no era crear un manual sobre la enfermedad, sino poder divulgar estos conocimientos, empezando por los médicos: “Cuanto antes sea el reconocimiento, mejor será la salud y, por tanto, la calidad de vida”, concluye Pelegrí.
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