Los empresarios piden al Consell algo más que recortes

Nadie en el mundo empresarial discute la política de austeridad y la necesidad de que las Administraciones equilibren sus gastos en función de sus ingresos. Las organizaciones y asociaciones empresariales valencianas llevan varias semanas reclamando a la Generalitat, sin embargo, que su acción económica no se limite a los recortes, porque por sí solos no conducirán a la recuperación. La acumulación de las peticiones responde a una preocupación: “No hay un plan”, en palabras de destacados empresarios, que mire más lejos de la urgencia por reducir el déficit.

Los llamamientos volvieron a escucharse este lunes por boca del nuevo presidente de la patronal de la provincia de Valencia, la CEV, Salvador Navarro, que reclamó “inversiones públicas” al Gobierno autonómico tras reunirse con el presidente Alberto Fabra. Y a través del presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, Vicente Boluda, que planteó la conveniencia de aplicar incentivos fiscales a las empresas para recapitalizarlas.

Boluda hizo las declaraciones ante el vicepresidente del Consell, José Ciscar, que se limitó a indicar que esas y otras medidas de estímulo serán estudiadas en su momento. Ciscar admitió que la decisión de crear los hispanobonos —en los que se englobaría la deuda pública que hasta ahora emiten las comunidades autónomas— no está tomada y depende del Gobierno. La afirmación contradecía la manifestada hace menos de dos semanas en el mismo escenario por el consejero de Economía, Máximo Buch, que dio por descontada la creación de dichos hispanobonos.

AVE critica el “clientelismo” hacia la política que ha imperado

Los empresarios sí parecen ahora convencidos de que el plan de pago a proveedores se pondrá en marcha en mayo. Y lo creen porque esta vez están detrás del anuncio el Ministerio de Economía y el Instituto de Crédito Oficial (ICO), dijo sin morderse la lengua el presidente de la CEV. La preocupación que este lunes le fue trasladada a Ciscar es qué van a hacer la Generalitat y los Ayuntamientos que se beneficiarán del plan al día siguiente de que se hayan pagado los abultados retrasos que mantienen con los proveedores.

En primer lugar, para no que no vuelva a generarse la bola de nieve de la deuda, ya que el plan que canalizará el ICO no es una ayuda a fondo perdido, sino un préstamo que las instituciones tendrán que devolver con un interés del 5%. “Si este año tienen que hacer recortes, los años siguientes tendrán que devolver los préstamos con intereses, así que tendrán que recortar todavía más”, comentó un empresario.

El mensaje público fue, en todo caso, que la inyección en vena de dinero fresco en Gobiernos autonómicos y Ayuntamientos para que salden sus deudas tendrá como efecto una cierta reactivación económica. “Yo soy más optimista y creo que después del verano vamos a notar una mejoría o a iniciar al menos la senda de la recuperación. Entre otras cosas porque peor que ahora es difícil estar”, afirmó Boluda. En el mismo sentido se expresaron el consejero Buch y el dirigente patronal Navarro.

El plan de pago a proveedores es otro préstamo, advierten los empresarios

La petición del presidente de la CEV de que ello se acompañe de inversiones productivas no encontró, en cambio, eco en el Consell. Probablemente porque la línea de excesos que caracterizó al anterior Gobierno valenciano ha dejado al actual sin ninguna capacidad de maniobra para iniciativas de expansión de la demanda. Ciscar insistió en la visión planteada por el presidente Fabra y por el consejero Buch de que la función de la Generalitat debe ser básicamente la de ceder la iniciativa económica a los empresarios, centrándose en crear un contexto sencillo y claro que sea propicio para hacer negocios.

El discurso del presidente de AVE, en el que llamó a rebelarse contra la mala e “injusta” imagen que la Comunidad Valenciana tiene hoy dentro y fuera de España, introdujo igualmente unas dosis de crítica al modo de hacer las cosas que fue normal en el territorio en los últimos años. “Durante demasiado tiempo se ha generado un clientelismo de la sociedad hacia la política que, lejos de cohesionarnos, se ha tornado en nuestra contra. La falta de práctica por parte de la sociedad civil en el desempeño de su misión ha conducido a una etapa de silencio e inacción”.