La crisis de gestión cerca al alcalde de Málaga en su cuarto mandato
El fiasco de Art Natura o el conflicto de la limpieza lastran a De la Torre
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, del PP, inició tras las elecciones del 22 de mayo su cuarto mandato. En aquellos comicios, la fama de hombre trabajador, honrado y solvente del regidor, sumada a la práctica invisibilidad del PSOE local, le otorgó la segunda mayoría absoluta más amplia —la primera fue de Celia Villalobos en 1999— de la historia democrática del Consistorio. Sin embargo, casi inmediatamente, los problemas, la mayoría arrastrados desde mandatos anteriores, han ido aflorando y, sin necesidad del concurso de la crisis, han convertido en una pesadilla el inicio del mandato.
De la Torre, alcalde acostumbrado a participar en todas las áreas de la gestión, ha tenido quizá el principal sinsabor en el fiasco de Art Natura. El principal proyecto cultural del regidor, la creación de un museo de las gemas en la antigua Tabacalera, anunciado con entusiasmo preelectoral en 2007, se ha venido abajo. Tras destinar algo más de 20 millones de euros a rehabilitar el complejo de edificios, y tras muchas negociaciones dentro y fuera de los juzgados, Royal Collections, el socio privado que se encargaría de montar la exposición, incumplió su parte del trato y no puso en marcha el espacio museístico. La apertura en falso de Art Natura el pasado 18 de enero, y su cierre en apenas dos horas, quedarán como uno de los episodios más sonrojantes de la historia de la ciudad. El caso está en los tribunales.
Otro de los grandes desvelos se lo ha proporcionado al regidor una vieja conocida, la empresa mixta de recogida de basuras Limasa, participada en un 51% por socios privados y el resto de capital municipal. La renegociación del convenio colectivo de sus empleados estuvo en febrero a punto de terminar en huelga de basureros. Sobre la ciudad se cernía el fantasma de junio de 2001, cuando los trabajadores de limpieza urbana sembraron el caos en la capital con un paro que se prolongó durante una semana.
De la Torre atajó el paro en Limasa invocando a los trabajadores la amenaza velada de un Expediente de Regulación de Empleo y forzando a los socios privados a renunciar a parte de sus beneficios para evitar la congelación salarial que pretendían. Posteriormente, el Pleno decidió eliminar del convenio de Limasa una serie de cláusulas que en la práctica permiten a los trabajadores que se jubilan legar su puesto a quienes crean conveniente. El modelo mixto de Limasa, prorrogado por el alcalde, sigue siendo un factor de inestabilidad.
No se había terminado de apaciguar Limasa cuando otra sociedad municipal —Parcemasa, que gestiona los cementerios de la ciudad— salía de su habitual tranquilidad. El gerente de la empresa, Rafael Toval, fue obligado a dimitir después de que se publicara que la sociedad había aplicado durante años un tipo de IVA más alto del legal en una serie de servicios de carácter secundario. Toval fue sustituido por el exdiputado del PP Federico Souvirón.
El último sobresalto a De la Torre se lo ha proporcionado la Fiscalía al dar traslado al juzgado de supuestas irregularidades en la contratación en el área que dirige la concejal Teresa Porras. Según una denuncia del PSOE, se amañaron concursos para que empresas con vínculos entre sí ganaran casi todos los contratos de obra menor. En este caso, el alcalde se salió del guión de no comentar las resoluciones judiciales y para apoyar a su edil no dudó en vincular el movimiento del fiscal con las próximas elecciones autonómicas.
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