Una franquicia literaria
El escritor Manuel Vilas presenta 'Los inmortales' Se trata de una novela de caballerías que mezcla a Cervantes con los McDonald’s
El escritor Manuel Vilas (Huesca, 1962) lo tiene claro: “Si no eres una franquicia literaria no eres nada”. Por eso, para construir su última novela ha elegido un tema tan imponente como la inmortalidad pero ceñido a una época globalizada donde los McDonald’s ocupan gran parte de los espacios públicos. Los inmortales es una parodia de múltiples lecturas que trata, desde un punto de vista alocado, la sociología de este tiempo: “Lo que me une a los clásicos es el deseo de que la literatura sea expresiva de la realidad en que vivimos”.
Los inmortales nace de dos vertientes: de la película protagonizada por Christopher Lambert en 1986 y del enfado imaginario de los habitantes de una tal Galaxia Shakespeare. Corre el año 22011 y estos personajes encuentran un manuscrito de nuestra época y deciden explorarla. Para ello envían a una pareja de caballeros andantes formada por el propio Miguel de Cervantes y Jerry, un escudero que registra lo que ve en un portátil. “La inmortalidad acabaría con la Historia y superaría la injusticia biológica que es la muerte”, señala Vilas, “en el siglo XIX se inventó la posteridad, el concepto romántico de que aunque llevaras una existencia miserable tu obra perduraría. Ahora eso ha cambiado totalmente: yo firmaría por el superéxito en vida y el olvido al morir”.
Para esta novela de caballerías en clave de pop, el escritor no solo se ha atrevido a convertir al autor de El Quijote en una sociedad anónima o a incluir referencias pictóricas, cinematográficas o musicales: “He puesto a Cervantes escuchando a Joy Division para remarcar que la historia es explorable, móvil. Es como si los Sex Pistols interpretaran la tradición”. La manifestación más clara de esta revisión es, según el autor, que “ahora un chico con una camiseta del Che Guevara puede entrar en un McDonald’s”.
"Considero la literatura como reflejo de la realidad"
En el libro entran todo tipo de personajes y lugares. Desde el Madrid de la película El día de la bestia, de Álex de la Iglesia, hasta La Habana reconvertida en un parque de atracciones sobre el comunismo, con mausoleo de Fidel Castro incluido: “El recuerdo del marxismo está siempre presente porque, aunque como teoría política está desactivado, como filosofía todavía continúa siendo la crítica al capitalismo. Y el recordatorio sirve para mantener una pequeña luz de utopía”, afirma Vilas.
“Mi objetivo era que fuera una obra euforizante, que la gente saliera contenta después de leerla”, comenta el escritor, que también se incluyó en el relato “como solidaridad con los personajes” y para “disfrutar del carnaval que es toda la novela”. A partir de ahora, queda la acogida del público: “Mi idea de la literatura es la comunicación. A mí me gustaría tener un millón de lectores. ¡Fíjate, si hasta fantaseo en el libro con que me leen los extraterrestres!”, se despide entre risas.
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