Hacer malabarismos con los números
Los datos no resultan positivos para el mundo de la cultura. La crisis ha obligado a la Diputación de Gipuzkoa a recortar el presupuesto del Departamento de Cultura, Juventud y Deporte un 19,36% con respecto a 2011. La responsable del área, Ikerne Badiola, cuenta este año con 46,52 millones frente a los 57,7 del ejercicio anterior. Para redondear las cuentas habrá que esperar a que el Ayuntamiento de San Sebastián detalle la partida que destinará a Donostia Kultura —en 2011 el presupuesto de la entidad pública alcanzó los 29,8 millones—.
La crisis, por ejemplo, ha empujado a la Diputación a recortar en casi un 60% la cantidad de dinero que destinaba al Museo San Telmo, pasando la principal institución cultural de San Sebastián a percibir de 350.000 euros a 150.000. El descenso, fue incluso, criticado por el Ayuntamiento, que solicitó a la institución foral que revisara la cifra.
Los presupuestos culturales en época de crisis obligan a los gestores a hacer malabarismos e intentar cuadrar no sólo la contratación de artistas, sino también la de los espacios o cualquier otro servicio que se requiera para la producción de espectáculos o exposiciones.
Si la Quincena Musical cuenta con un presupuesto total de 2,8 millones de euros, su capacidad de contratación artística se queda solo en 1,3 millones, explica su director, Patrick Alfaya. “Gastamos mucho en alquiler de locales, el Kursaal hay que pagarlo, también el Victoria Eugenia”, enumera el responsable de la cita.
Alfaya detalla que existen una serie de gastos que no se pueden rebajar. “Si te hacen falta 30 técnicos en un escenario, no puedes hacer otra cosa; quizás se pueda bajar a 28, pero nunca a 20”, ejemplifica.
La Quincena tuvo que pagar en su anterior edición 30.000 euros más en hoteles que en 2010 para albergar a las formaciones, lo que supone “el 50% de lo que costó la contratación artística de los conciertos que se celebraron en el Victoria Eugenia”.
La Quincena solo puede destinar 1,3 de sus 2,8 millones a contrataciones
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