Tenemos que creérnoslo
Euskadi tiene el primer lehendakari socialista de su historia: Patxi López. El Partido Socialista de Euskadi lleva gobernando en solitario las instituciones comunes vascas desde hace casi tres años y lo está haciendo bien. Un Gobierno socialista que inició su andadura histórica bajo la amenaza que ETA lanzó a sus integrantes, para amedrentarlos. Y ETA fracasó. Y se constituyó un Gobierno que es una amalgama de personas de calidad comprometidas con el presente y el futuro de este pueblo.
Un Gobierno que desde el primer día encontró una oposición hostil en el PNV y en los sindicatos nacionalistas, que le recibieron con una huelga general. Un PNV que no entendía que pudiera haber otros vascos con suficiente apoyo democrático, capacidad política y técnica, y voluntad de gobernar, que pudieran dirigir los designios de este pueblo, sin su concurso ni presencia. Un Gobierno que se ha visto enfrentado a la dura realidad de las consecuencias de la crisis económica más profunda desde la Gran Depresión, que nos ha metido en un túnel oscuro del que aún no vemos el final.
Un Gobierno vasco socialista, novato en eso de gobernar en solitario las instituciones vascas, pero maduro y con el cuerpo lleno de cicatrices, en la lucha por las libertades y la dignidad de los vascos, y comprometido hasta las cachas en la defensa del autogobierno y en el desarrollo de nuestros derechos sociales, individuales y económicos.
Un Gobierno vasco que ha hecho de la normalidad algo cotidiano y de la necesidad virtud, y con el que se ha logrado el cese definitivo de la violencia de ETA. Por fin lo hemos conseguido, y la última manifestación de Gesto por la Paz (organización pacifista de trayectoria y compromisos irreprochables), así lo ha reflejado. Y esto es un activo de un valor infinito, que se ha logrado con un lehendakari socialista.
El éxito del cambio tranquilo en las instituciones vascas con el Gobierno socialista y su capacidad demostrada de hacer una gestión de calidad, incluso en circunstancias económicas tan difíciles como las actuales, ha permitido consolidar una forma de hacer política inclusiva, sin sectarismos, de sumas en vez de restas, de respeto y adaptación a la diversidad de identidades y sensibilidades que existen en este país, en definitiva, de búsqueda de la convivencia.
Además, el compromiso con el futuro social y económico de este país y la aplicación real de los valores y principios que configuran el cuerpo ideológico socialista, se están plasmando en las políticas sectoriales de los distintos departamentos y en la sensibilidad colectiva e individual hacia los más vulnerables y afectados por la crisis económica.
La decisión política de mantener el esfuerzo público en la prestación de los servicios dependientes del Gobierno vasco que configuran el Estado del bienestar en Euskadi: sanidad, educación y protección social; la apuesta por la modernización del tejido productivo vasco —con el apoyo decidido a la I+D+i o a la internacionalización de las empresas vascas—; la voluntad de simplificar el actual entramado institucional vasco para hacerlo más eficiente y eficaz y así mejorar el servicio a los ciudadanos, o las fuertes inversiones en infraestructuras, son algunas de las principales actuaciones que caracterizan el “ser” y el “sentir” de este Gobierno, y que están dando muy buenos resultados.
Y los datos económicos demuestran que Euskadi resiste, que la economía vasca aguanta los embates de la crisis y la furia de los mercados, que la tasa de paro vasca está cerca de la media europea y es la mitad de la española y que, a pesar de las dificultades, las cuentas públicas vascas son las más saneadas del conjunto de las Administraciones autonómicas españolas y tienen un rating de las agencias de calificación superior al del Estado. Sí, es cierto que ha bajado la recaudación fiscal en Euskadi y que 2012 va a ser un año durísimo en el que podemos caer en recesión, algo que ya les ha sucedido a otros países de nuestro entorno europeo, y eso nos obligará a seguir trabajando, aun si cabe con más intensidad y eficacia, para superar las dificultades.
Nadie dijo que gobernar en Euskadi fuera fácil. El Gobierno socialista no tiene una mayoría absoluta como la de otros Gobiernos, y tiene que gestionar una realidad vasca absolutamente compleja y endiablada, y es lo que le toca, y los vascos le exigimos que gobierne y haga lo que tiene que hacer.
Pero también es hora de levantar la cabeza con la satisfacción y el orgullo moderado del trabajo bien hecho y decir y explicar lo que ha hecho este Gobierno, lo que está haciendo y lo que quiere seguir haciendo, en lo que le resta de legislatura y en la siguiente, si tiene el apoyo de la ciudadanía vasca, porque tiene razones objetivas y subjetivas para creérselo y contarlo. Y porque no hay que olvidar que el éxito del Gobierno es bueno para el conjunto de la sociedad y que ésta necesita, y más en estos tiempos de desazón y tristezas, también de ciertas dosis de certezas, confianza y esperanza.
Javier Lasarte es exdiputado socialista en el Congreso por Álava.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.