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LA CRISIS DEL SISTEMA FINANCIERO

El Banco de Valencia cerró 2011 con un déficit de capital de 586 millones

El déficit de recursos propios es previo a las provisiones de 823 millones de la nueva normativa La asociación Pro Banco reúne a 800 accionistas que acumulan 70 millones de títulos

Presentación en sociedad de la asociación de accionistas Pro Banco de Valencia.
Presentación en sociedad de la asociación de accionistas Pro Banco de Valencia.TANIA CASTRO

El Banco de Valencia, entidad intervenida por el Banco de España, ha declarado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que tenía un déficit de recursos propios de 585,8 millones al cierre de 2011. Ese agujero, además, es previo a las provisiones de 823 millones que le exige la nueva normativa sobre saneamiento del sector financiero, que también le obligaría a tener un colchón de capital de otros 428 millones de euros.

La entidad cerró 2011 con un core capital o capital de máxima calidad de 375 millones de euros, lo que equivale a un coeficiente del 2,33% sobre sus activos ponderados por riesgo, muy lejos del mínimo del 8% exigido legalmente. El déficit de recursos propios que admite la entidad a cierre de año es de 585,8 millones de euros, pero los 375 millones de capital principal o los 700 millones de recursos propios totales computables son insuficientes para hacer frente a las nuevas provisiones. Las pérdidas se han comido la mayor parte del patrimonio del banco.

Los riesgos dudosos se dispararon en 2011 a 2.947 millones, desde los 1.208 millones reconocidos a cierre de 2010. Con ello, el coeficiente de morosidad pasó del 5,87% al 14,84%.

La situación de Banco de Valencia ha originado un enfrentamiento entre los socios de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia. El Consejo de BFA ha solicitado una auditoría sobre el valor que tenía en el momento de la fusión el Banco de Valencia, ante sus sospechas de que los datos que se proporcionaron en su momento, a pesar de que fueron revisados por Deloitte y aceptados por todos los socios, podían no corresponderse con la realidad.

El efecto inmediato de esa auditoría es que podría conducir a una rebaja del peso que Bancaja tiene en el grupo desde su fusión (37% frente al 51% de Caja Madrid, estando el resto repartido entre las otras cinco cajas menores participantes). El motivo es que fue Bancaja quien aportó el Banco de Valencia al proceso de integración.

La medida fue adoptada en BFA, matriz del grupo al que pertenece Bancaja, con los votos a favor de los representantes de la entidad valenciana que asistieron a la reunión, cinco de los seis que forman parte del mismo. El consejo de Bancaja acordó, por ello, reprobar su actitud y solucionar los posibles conflictos de intereses que tengan al respecto.

Bankia, según fuentes financieras, está decidido a seguir adelante con la auditoría, que realizará PricewaterhouseCoopers (PwC), a pesar de la frontal oposición que ha despertado en Bancaja. La entidad valenciana aprobó el martes impugnar el acuerdo adoptado en el BFA, con lo que serán los tribunales los que digan si la revisión se ajusta o no al pacto de fusión.

La información remitida por los gestores del Banco de Valencia a la CNMV coincidió con el primer gran acto público de la asociación Pro Banco de Valencia. Constituida inicialmente por un centenar de accionistas que poseían un millón de acciones, ha crecido en dos semanas hasta los 800 miembros, que suman 70 millones de acciones, más de un 15% del capital del banco, según explicó el presidente de la asociación, Vicente Simó. El objetivo fundamental de la entidad consiste en “movilizar a la sociedad civil” y a la clase política para defender la continuidad del banco e impedir que, en el proceso de subasta, el valor de la acción quede reducida a cero.

Simó apeló durante la presentación de la asociación, en la sede de la Fundación Adeit a “la capilaridad” y el arraigo del banco en la sociedad valenciana de una entidad con 127 años de historia. Y también a su “fondo de comercio”, compuesto por valores como la marca Banco de Valencia y la experiencia de sus 2.400 empleados, explicó. Estos elementos intangibles deberían ser tenidos en cuenta por los aspirantes que pujen en la subasta, agregó.

El presidente de la asociación hizo hincapié en el papel que el banco ha tenido para el desarrollo de la agricultura y la industria locales, y en la importancia de contar con un banco cuyas decisiones se tomen en la proximidad y no, dijo, a cientos o miles de kilómetros. “El banco no puede desaparecer porque ya hemos perdido dos cajas, y nos quedaríamos absolutamente huérfanos de banca”. Simó describió los acontecimientos financieros de los últimos dos años como “la mayor hecatombe que ha sufrido Valencia en 40 años”.

El presidente de Pro Banco arrancó su intervención contestando al presidente de la Asociación Española de la Banca (AEB), Miguel Martín, que un día antes había manifestado su esperanza de que el Banco de Valencia desaparezca para reforzar la confianza en el sector. Simó deploró los comentarios de Martín y pidió a los actuales responsables de la entidad, nombrados por el Banco de España, la salida de la entidad valenciana de la patronal AEB.

Joaquín Maldonado, tesorero de la asociación, afirmó que la acción sigue teniendo valor. Según sus cálculos, el precio con el que la acción cerró ayer en bolsa, 0,34 euros, es inferior a la que le correspondería con su situación financiera actual, que cifró en 0,74 euros. Esa referencia, siguió, sería a su vez inferior a la que debería pagarse por quien se lo adjudique, teniendo en cuenta los valores intangibles de la entidad.

Simó contó la estrategia que está siguiendo la asociación: “Estamos haciendo ruido en Valencia para que ese ruido llegue a Madrid. A nadie se le oculta que la batalla del Banco de Valencia no se va a sustanciar aquí sino en el Banco de España y en el Ministerio de Economía y Hacienda”. Fuentes económicas indicaron, en ese sentido, que desde Valencia también se han establecido contactos con Bankia para intentar que haga algún gesto a favor de la entidad valenciana, de la que sigue siendo el principal accionista.

Pro Banco de Valencia se ha constituido como una asociación sin ánimo de lucro donde cada socio tiene un voto, “independientemente de si tiene 10 acciones o un millón”, indicó el secretario Vicente Rodríguez. La aportación para sufragar los gastos varía: de un euro para los miembros con menos de 10.000 acciones hasta 5.000 euros para los propietarios de más de un millón de acciones.

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