La semana por delante
Propuestas de ocio para los próximos días en arte, cine, teatro, música y danza
Arte. Lamentos por la naturaleza. Gianfranco Botto (1963) y Roberta Bruno (1966) son dos artistas turineses, pareja en la vida real y en la artística desde hace 14 años, preocupados por la agresión permanente que el hombre ejerce contra la naturaleza. Su sensibilidad ecologista inspira la mayor parte de su obra, en especial las piezas más recientes que estos días se pueden ver en el Instituto Italiano de Cultura (Mayor, 86) y en la galería Oliva Arauna (Barquillo, 29). Botto y Bruno cuentan en su obra cómo la naturaleza se venga del maltrato humano. Su gigantesco collage fotográfico titulado Ocaso ocupa uno de los salones más espectaculares del remozado edificio del Instituto. La belleza que irradia el espacio acaba siendo desoladora según avanza la vista sobre la obra: suelos resquebrajados, árboles tumbados, edificios agrietados y cielos con todas las variantes posibles del azul. La galería Oliva Arauna acoge el mismo tema en distintos formatos. Por Ángeles García.
Música. Notas para la Cuaresma. Año tras año, el Festival de Arte Sacro de la Comunidad lleva a las iglesias y auditorios de la región una propuesta diferente en clave religiosa. Sin acotar la programación al cristianismo, el festival se atreve con el góspel, las músicas del mundo y, este año, una apuesta por la música sefardí. Mucho canto gregoriano, las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, un ciclo de lied religioso y la música sacra de la España de la Constitución de 1812 son algunas de las propuestas. La mayoría de los actos son de entrada libre o por menos de cinco euros, y se reparten por distintas localidades de Madrid, como Getafe, Alcalá de Henares o Buitrago de Lozoya. Esta semana destaca Lapsimessu, un programa que se interpretará mañana en la iglesia del Perpetuo Socorro (Manuel Silvela) con los Pequeños Cantores de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid. Este año el festival, que comenzó ayer y durará hasta el 31 de marzo, incluye también un ciclo de cine en el Ateneo de Madrid. Por Miguel Pérez Martín.
Jazz. Sensibilidad del siglo XXI. Portico Quartet es un cuarteto londinense que logró notoriedad cuando su primer álbum fue nominado en 2008 al Mercury Prize. Era bastante inusual que en ese premio, para el que un panel de expertos selecciona los mejores discos británicos del año, se hubiera colado un cuarteto de jazz que empezó tocando en la calle. Tan inusual como su formación: un saxofonista, un contrabajista, un batería y un músico de hang, un instrumento de percusión que recuerda a un platillo volante. El cambio de su percusionista original ha contribuido a aumentar la sensibilidad electrónica del grupo. Si quieren comprobar cómo suena el jazz contemporáneo menos áspero, el miércoles pasarán por la sala Galileo. Por Iñigo López Palacios.
Cine. El león enjaulado. Jafar Panahi se revuelve en su casa como un león enjaulado. El Gobierno iraní le ha prohibido rodar y viajar al extranjero en 20 años. Y allí está él, hablándole a su cámara, primero, y a la cámara de un amigo, después. Cuenta cómo sería la película que pensaba rodar. Hasta que se echa a llorar. Una película contada no es una película. Peor aún. Si una película se puede contar sin dejar ninguna información fuera es que no se le puede llamar película. Panahi se desespera, y todos esos sentimientos, ese dolor, se convierten en Esto no es una película, un filme sacado a escondidas de Teherán y estrenado en Cannes. El viernes el Museo Reina Sofía lo proyecta por primera vez a las 19.30, en el edificio Sabatini. Por Gregorio Belinchón.
Danza. Werner y la identidad. Detenerse, observar y continuar, así se resume la propuesta de Provisional Danza, que vuelve a la Sala Cuarta Pared (Del 22 al 25) con una obra donde el espectador se enfrenta a una sucesión de escenas en que los intérpretes juegan con la identidad y sus opuestos. La mujer invisible (Identidad) está coreografiado por Carmen Werner y ha contado con su colaborador habitual Daniel Abreu al frente de la dirección escénica. Entre los intérpretes, su propia compañía, los miembros de 360° Danza y la colaboración especial de Rebeca Martín Tassis. Por Roger Salas.
Teatro. Luces del siglo XX. El recordado Eduardo Haro Tecglen la calificó como la mejor obra del teatro español del siglo XX y nada mejor que echar mano de él para avalar a Luces de bohemia, la obra cumbre de Ramón María del Valle-Inclán. Una de sus mejores lecturas escénicas está en el teatro María Guerrero con un plantel de actores que se han adentrado en ese cruel y tierno universo esperpéntico que recorre el Madrid noctívago, de la mano del director Lluís Homar. Max está interpretado por Gonzalo de Castro y Latino, por Enric Benavent. Por Rosana Torres.
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