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bilbao

Una ‘narco’ de la tercera edad

Acusada una anciana enferma de dirigir una red de venta de drogas desde su cama Siguió delinquiendo tras el arresto de su proveedor

Tras una pequeña puerta metálica negra, siempre abierta, en el número 1 de la calle de Miribilla, en el barrio de Bilbao La Vieja, la anciana L. B. C., de 74 años, lideraba desde su cama un boyante negocio de tráfico de drogas, pese a su delicado estado de salud. Con el apoyo de su proveedor, detenido a mediados del pasado enero, y de F.J.C.G., de 43 años, encargado de dejar pasar a los clientes habituales a la vivienda, en la primer piso de un inmueble de cuatro plantas, esta mujer dirigía un conocido clan delictivo, operativo desde hace años, del que era la matriarca.

“Es un nido de trapicheadores. Ya era hora de que les metieran mano”, se felicitaba ayer un vecino de la calle San Francisco, quien reside muy cerca del inmueble donde “siempre había alguien asomado al balcón” del primer piso. Su cometido era, según los residentes del barrio, vigilar la estrecha y corta calle donde se ubica el edificio, de fachada envejecida y de paredes desconchadas, y avisar si se acercaba algún vehículo o peatón sospechoso de ser un policía de incógnito. La mayor afluencia de clientes se registra, según los vecinos, en torno a las dos y media de la tarde, cuando “la policía hace el cambio de guardia”.

“Siempre había alguien en el balcón haciendo guardia”, dice un vecino

Esta semana, varios agentes de la Policía Municipal de Bilbao, pertenecientes a la comisaría de La Cantera y a la Unidad de Drogas, disfrazados como toxicómanos, consiguieron introducirse en el domicilio, con autorización del Juzgado de Guardia. En vista del negocio que había montado en el piso, los policías imputaron a la aniana, que siguió vendiendo las dosis de heroína pese al arresto de su proveedor.

“Hemos denunciado la situación varias veces. Por aquí vemos muchos coches que paran en la puerta del inmueble. Y no son solo los clásicos toxicómanos, sino gente trajeada y con buen aspecto también”, cuenta el mismo vecino, quien asegura que, salvo peleas entre los propios drogadictos, es raro que haya problemas en la zona.

Como resultado de la operación desarrollada esta semana e iniciada el pasado octubre a raíz de las quejas y denuncias de los residentes en el barrio, F.J.C.G fue detenido y puesto a disposición judicial. Durante el registro de la vivienda, los agentes se incautaron de varios envoltorios de heroína preparados para su distribución, así como de dos paquetes de la misma sustancia que la imputada —a quien no se trasladó por su delicado estado de salud— escondía en un bolsillo de su delantal. También ocultaba entre su ropa una importante cantidad de dinero.

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Los agentes también se ocuparon de diversos útiles para la elaboración y manipulación de la droga y numerosos objetos robados escondidos bajo la cama. Entre ellos, destacaban 23 botellas de aceite de oliva y 23 sobres de “embutido de calidad”, que más tarde fueron entregados a un comedor social, así como prendas de ropa con los dispositivos antirrobo puestos, según informó ayer el Ayuntamiento.

“No es raro que la mujer salga de la casa en ambulancia cada poco tiempo, está muy mal”, señalaba otro residente en la zona. El edificio es un lugar conocido entre los taxistas. “Lo conocemos todos. Más de una vez me ha tocado llevar a toxicómanos a por su dosis”, decía ayer uno de ellos.

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