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"Ya no hace frío; a dormir a la calle todos"

El fin de las medidas por la ola de frío deja sin techo a 40 personas en Móstoles

Indigentes en la Plaza Ernesto Peces, junto al Ayuntamiento de Móstoles
Indigentes en la Plaza Ernesto Peces, junto al Ayuntamiento de MóstolesBERNARDO PÉREZ

El Equipo de Gobierno de Móstoles (PP) vio ayer por la mañana el parte meteorológico que daba por finiquitada la ola de frío siberiano. Fue entonces cuando el Consistorio comunicó a los voluntarios de Protección Civil que las medidas extraordinarias por las que este cuerpo había alimentado y cobijado durante casi un mes a más de un centenar de personas al día se daban por finalizadas. Promesa cumplida. El Ayuntamiento actuó tal y como se había explicado en una nota de prensa difundida a los medios de comunicación. “Pero no es así. Que la ola de frío haya remitido no significa que el invierno haya acabado. Tenían que haber mantenido la iniciativa veinte días más, porque la gente lo está pasando mal en la calle”, asegura Teresa Jiménez, de la Hermandad San Simón de Rojas, la asociación que realmente ha prestado estos días la ayuda a los sin techo, con la colaboración de 16 voluntarios de Protección Civil.

Esta decisión obliga a unas cuarenta personas a volver a dormir en la calle, dejando de recibir los alrededor de 30 litros de caldo y 80 bocadillos que les daban. Tampoco podrán usar las colchonetas de Protección Civil que utilizaban para dormir en el comedor privado de la Asociación Hermandad San Simón de Rojas, cuya principal promotora es Teresa Jiménez. “La Hermandad no es un albergue y esto se sabía desde el principio”, aseguró un portavoz oficial del Consistorio. “Cuando esta mañana me han dicho que tenía que dormir en la calle me puse a llorar”, confiesa Merche, de 39 años, que es toxicómana y que asegura que ayer había tomado antibióticos. “Los médicos me han dicho que lo peor que puedo hacer es coger frío. Pero no puedo hacer otra cosa que acurrucarme aquí en el suelo”.

El despliegue realizado por el Ayuntamiento apenas tenía coste, ya que se basaba en el trabajo de voluntarios. El pan lo regalaba la empresa Novo-Pan y los embutidos procedían de la firma MRM o del propio comedor municipal. Y el alojamiento corría a cargo de la asociación de Teresa Jiménez, que ayer por la tarde se mostró muy sorprendida por la decisión municipal: “Solo tenemos dos duchas y nos han dicho que no cumplimos la normativa de seguridad. Pero creo que esta es una situación de emergencia”, explica Jiménez.

“El alcalde se ha levantado por la mañana. Ha mirado por la ventana y ha pensado: ya no hace frío, pues a dormir a la calle todos nosotros”, asegura Ricardo, de 39 años, y que en Móstoles es conocido como Richard y desde hace mucho vive en la calle.

Ayer por la noche Merche y su compañera de desventuras, en sus respectivos colchones en la Plaza de Ernesto Peces, esperaban que la noche no fuera demasiado fría. “Y que no venga nadie a pegarnos. Nunca se sabe”, cuentan estas dos mujeres. Merche y su compañera no pudieron comprobar en su casa el parte meteorológico por internet. No tienen casa ni un lugar en el que cobijarse. La predicción de ayer aseguraba que la mínima en Móstoles sería de cero grados.

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