“Hemos tirado más de artesanía que de arte”

Los números que acompañan al grupo Els Amics de les Arts son, en verdad, buenísimos, y por eso dan un poco de vértigo en el momento en el que se deciden a dar un paso adelante. Con su segundo álbum, Bed & Breakfast (Discmedi, 2009), el de su explosión, vendieron 32.210 unidades y realizaron una ingente gira que alcanzó la friolera de los 123 conciertos (contando unos pocos bolos en Alemania). Con estos mimbres, este cuarteto simpático, vital y estajanovista nacido en un piso de estudiantes en Barcelona en 2005 ha amasado una colección de 12 canciones en Espècies per catalogar (Discmedi), su tercer disco. Se presenta el próximo martes y en él exploran paisajes musicales escondidos en el primer trabajo de la banda, Castafiore Cabaret (2008), y en canciones más recientes como Reykjavik. El álbum se grabó el pasado noviembre, pero con las canciones (casi todas) ya construidas en abril de 2011. Un análisis simplón permitiría decir que es un trabajo de madurez, pero Dani Alegret, Joan Enric Barceló, Eduard Costa y Ferran Piqué ya estaban preparados, ya hacían buenas canciones: ahora, simplemente, las hacen mejores. Siguen las referencias artísticas, de Bruce Willis a Schiele, pasando por Blur y Schopenhauer. Son así.

Todo está integrado en Els Amics de les Arts. Barceló asegura: “Ahora no diferenciamos entre Jean Luc i L’afer Sofia, porque ya todas son canciones nuestras, ya están en el repertorio”. La gira se basa en el nuevo disco, aunque se quedan “con algunos cartuchos de Bed & Breakfast, claro”.

Conversar con estos cuatro jóvenes veteranos tiene miga, parece que no hayan cerrado el disco: no paran de debatir y de diseccionar el argumento del otro. Están un poco nerviosos, son conscientes de que se espera mucho de este nuevo disco y confiesan que han tomado “riesgos” y que perderán algunos seguidores pero ganarán otros. Piqué reconoce que no saben qué pasará: “Estamos intranquilos porque no tenemos feedback todavía”, admite. Alegret se muestra orgulloso de haber arriesgado y de “cambiar la exigencia”.

Hay canciones que sorprenden. Como Ciència-ficció, que tiene una letra que empieza por el final. Es una historia que explica el protagonista mientras escribe un correo electrónico en un hotel de Tokio, antes de hacer lo que sea necesario para olvidar. “Es que a veces amar tanto duele”, mantiene Barceló. Destacan propuestas como Lousiana i els camps de cotó, el single Monseiur Cousteau, el experimento Carnaval con el Col·lectiu Brossa y El matrimoni Arnolfini.

Empiezan la gira en Manresa con dos conciertos (8 y 9 de marzo) en el Teatre Kursaal, con las entradas ya agotadas. El 10 de marzo actúan en el Fortuny de Reus: entradas agotadas... Son datos que permiten constatar la expectación que existe con esta vuelta al ruedo de Els Amics de les Arts. También tienen programados dos conciertos en el Coliseum de Barcelona (26 y 27 de abril), de momento. “Tenemos que volver a seducir”, admite Costa, como si arrastraran con ello un gran peso sobre sus espaldas. “Si en algo hemos cambiado respecto al disco anterior es que somos dos años más viejos y hemos vivido cosas este tiempo que hemos de asimilar”, resume Piqué. Sí, por ejemplo, dos de ellos han sido ya padres. Costa hace meses, y Barceló tiene un chico de poco más de tres semanas. Así se entiende la inclusión de un tema como Miracles, una aproximación inteligente al mito de la pareja y la paternidad, y también de L’arquitecte. Todos coinciden en que estas composiciones tiene un importante matiz onírico.

Alegret cuenta que para este disco se han visto mucho más y que incluso han hecho “unas colonias de canciones”. Barceló, siempre al quite, apunta que con esta serie de canciones “se ha tirado más de artesanía que de arte; ya no usamos los estribillos para disimular”.

Ahora Els Amics de les Arts, además de estar sumidos en la promoción, están entrenando su nuevo directo. De hecho, hasta harán pruebas en un teatro. Es un disco lleno de medios tiempos, sin estribillos (pero con codas) y con letras largas, hiladas por sus cuatro voces y por un tema común: el amor y el desamor, caras de la misma moneda. Quizá ahora haya un punto distinto en la narrativa y en los desenlaces. En Espècies per catalogar son “historias que terminan y hasta ahora se explicaban historias que empezaban”, apunta Costa. Mientras tanto, ellos siguen haciendo alquimia pop con sus canciones.