Jordi Martí, un hombre de la cultura

En julio pasado, en la fábrica de creación de Fabra i Coats, se presentó el festival Barcelona Internacional Teatre. Allí Jaume Ciurana (CiU) tomaba el relevo a Jordi Martí (PSC) frente a la política cultural en la capital catalana. Mientras Ciurana hablaba con la prensa, Martí se puso un casco y, discretamente, se fue a inspeccionar las obras del centro. Estas fábricas fueron su gran apuesta el mandato pasado, cuando era el delegado de Cultura de la ciudad. Hablar de Martí es hablar de cultura. Y de discreción.

El nuevo líder del PSC en el Ayuntamiento es barcelonés, cumplirá 47 años en mayo, es licenciado en educación y padre de cuatro hijos. Pero, sobre todo, Martí es un profundo convencido de que la cultura puede transformar la sociedad. Es un discurso que puede sonar etéreo y que tendrá que compatibilizar con mejorar su conocimiento de la ciudad en temas económicos y sociales, si quiere triunfar en su principal tarea: volver a mandar en la capital catalana. Su baza es una cara fresca.

Martí aterrizó en el Consistorio como gestor cultural. Fue gerente del Instituto de Cultura de Barcelona entre 1999 y 2003, cuando Ferran Mascarell estaba en el Ayuntamiento. De allí pasó a ser el subdirector gerente del CCCB. También vivió una temporada en Brasil, donde fue asesor de temas culturales. Es de la confianza de Jordi Hereu y de Carles Martí.

Las personas que han trabajado con él aseguran que es una persona de palabra fácil, culto y que sabe trabajar en equipo. Sus opositores lo ven como un hombre “listo, pero frío” y al que “cuesta imaginar estrechando manos en un mercado”. Frente a lo campechano de Hereu se le podría tildar de elitista, aseguran.

Sus cercanos creen que no habrá una ruptura dentro del grupo socialista en el Ayuntamiento y Assumpta Escarp seguirá con su papel de escudera. Martí integraba la facción de los socialistas que creían que había que pactar los presupuestos con el alcalde Xavier Trias, lo cual augura nuevos aires en la interlocución con CiU.