"Declaro ante Dios que yo no he forzado, pegado ni he obligado a abortar a nadie"
Ioan Clamparu niega en el juicio que agrediera a las chicas a las que obligaba a prostituirse La defensa acusa a la policía de dirigir las declaraciones de las mujeres explotadas sexualmente
El presunto capo de la prostitución rumana en Europa, Ioan Clamparu, ha roto con su alegato final su silencio tras negarse a responder a las preguntas que le formuló la fiscalía en el primer día de juicio. En sus declaraciones ante el tribunal, a quien ha dado las gracias por haber “entendido” todo el juicio, ha asegurado no haber eludido todas las acusaciones del ministerio público: “Declaro ante Dios y con humildad que yo no he forzado, no he pegado y no he obligado a nadie a abortar”.
En su alegato, totalmente coordinado con su abogado, ha mencionado a las personas que habían “hecho estas cosas” a las mujeres: “Que vengan a responder ante lo que han hecho”. Asimismo, después de recordar que tiene un hijo de 5 años y una niña de 1 año, ha dicho que las palabras que había oído le “estremecieron”: “Pido perdón porque se haya usado mi nombre para hacer cosas tan feas”.
Por su parte, el abogado defensor ha solicitado la libre absolución al considerar que en los años 2002-2004 la inducción a la prostitución no estaba penalizada y que ningún testigo ha podido demostrar que Clamparu hubiera ejercido la violencia o las hubiera obligado a prostituirse. Además, ha resaltado la “poca credibilidad” de las mujeres que aseguraron que Clamparu era el jefe de la mafia que prostituyó presuntamente a más de 600 mujeres rumanas en España en contra de su voluntad.
La defensa también ha denunciado la posibilidad de que los policías que investigaron el caso hayan podido "dirigir" las declaraciones de las testigos, que le acusaron de ser el responsable de una red que explotaba a mujeres rumanas entre 2002 y 2004 en la Casa de Campo y en la colonia Marconi. Asimismo, ha explicado que al menos dos de los agentes "mantuvieron relaciones sexuales" con las denunciantes, que según su versión consiguieron la regularización de su situación en España "sin cumplir los requisitos".
Ha defendido también la profesionalidad de los propietarios y de los empleados de la clínica en la que se practicó el aborto de una menor, según la fiscalía en contra de su voluntad: "Es una clínica seria, y hasta tres veces no se detectó ninguna irregularidad". En su escrito de acusación, la fiscal aseguró que el psicólogo de la clínica había actuado como "un adivino", ya que en cinco minutos y con un test de una página pudo "adivinar" que no tenía ningún problema y que no había sido obligada a abortar por la oganización de Clamparu.
La intervención del abogado de Clamparu se ha iniciado con la solicitud de nulidad del procedimiento al asegurar que la modificación de la petición de la pena por parte de la fiscalía es contraria a derecho.
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