El faro de Moncloa, pendiente de un acuerdo inminente con la Complutense
El Consistorio debe regularizar la situación del suelo para poder sacar un concurso de explotación Pagará 80.000 euros de canon anual a la universidad por la cesión del terreno durante 75 años
“El faro de Moncloa que hoy inauguramos remodelado y remozado...”. Así empezaba la nota de prensa que el Ayuntamiento de Madrid repartió el 2 de febrero de 2010. Lo que en realidad inauguraba el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón (con la delegada del Gobierno, el rector de la Complutense, los portavoces de la oposición...), eran las obras de rehabilitación del faro, cerrado al público en 2008. Tuvo que ser clausurado porque incumplía la normativa de seguridad del propio Consistorio, mucho más estricta desde el incendio del edificio Windsor. Se ampliaron las escaleras de evacuación, se instaló un ascensor más moderno, se mejoró el sistema eléctrico y se reformó para acoger un restaurante-mirador y una terraza en la base.
Aún faltaban algunos detalles, precisó entonces el Consistorio. Se trataba de modernizar el sistema de iluminación del faro, construido en 1992 para celebrar la capitalidad europea de la cultura, e instalar pantallas táctiles para añadir un aliciente a las visitas turísticas. Iba a abrir al público a finales de ese año o principios de 2011. Pero esa segunda parte de la rehabilitación, que costó en total 5,7 millones de euros con cargo a fondos del Plan E, se retrasó. Cuando el Ayuntamiento volvió a promocionar el fin de la rehabilitación del faro de Moncloa —esta vez ya no fue Gallardón—, hace exactamente un año, dio otra fecha de apertura: septiembre u octubre pasados.
“Aquí no se mueve nada. Dijeron que en verano, pero ya ve”, cuenta un guardia de seguridad del vecino Museo de América que ha salido a fumar. Señala a las lonas oscuras, algunas ya con graffitis, y a las verjas metálicas que rodean la base del faro. “Yo creo que ni ellos saben cuándo lo van a abrir”. Una trabajadora de mantenimiento se asoma por el roto de una lona y se encoge de hombros por toda respuesta. El faro de Moncloa está ahora como estaba hace un año. Acabado. Y cerrado. Un portavoz del Ayuntamiento admite que las elecciones municipales han contribuido al retraso. También las del rectorado de la Complutense, con quien el Consistorio necesita suscribir un convenio ya que la que fue torre de comunicaciones municipal está construida en su suelo.
Ese convenio, aseguran fuentes tanto de un lado como del otro, está a punto de firmarse. Era necesario, explican, porque el nuevo faro de Moncloa, que durante unos años cobró una entrada simbólica por subir al mirador (200 pesetas; los niños, 100), va a tener ahora un uso mucho más lucrativo. El Ayuntamiento tiene previsto sacar un concurso para que una empresa gestione las visitas al mirador, pero también una cafetería-restaurante (sin cocina, pero con una treintena de mesas en las que servir bocadillos, ensaladas...) a 92 metros y una terraza de verano en la base, que ya está ajardinada.
Cronología
- El Faro de Moncloa, del arquitecto Salvador Pérez Arrozo, se inaugura en febrero de 1992.Mide 92 metros de alto, más otros 20 de antena. Ha costado un 80% más de lo previsto.
- Con el cambio de siglo empieza a sufrir diversos cierres hasta que en agosto de 2008 se clausura definitivamente porque no cumple condiciones de accesibilidad ni de seguridad.
- El 2 de febrero de 2010 Gallardón inaugura la remodelación.
- En enero de 2011 el Ayuntamiento promociona el final de la segunda parte de las obras de adecuación.
Para sacar ese concurso el Ayuntamiento necesitaba regularizar la situación del terreno, en el que levantó el faro sin que mediara convenio. Ahora, a cambio de cederle el suelo durante 75 años, la Complutense ha pactado un canon anual de 80.000 euros —destinados básicamente a mantenimiento y limpieza de la zona— y un porcentaje sobre los ingresos que le genere al Ayuntamiento. Será el 20% de lo que la concesionaria pague al Consistorio por explotar el recinto, explican fuentes conocedoras del texto.
Pero aunque el convenio se firme la semana que viene, los madrileños y los turistas aún tardarán unos meses en volver a subir al faro. El concurso de explotación no se ha licitado, a la espera de firmar el convenio con la universidad, lo que añade tres o cuatro meses más de espera. Habida cuenta de la desafortunada historia de la torre, si finalmente vuelve a abrir, este último retraso se recordará como un breve engorro. El gafe del faro de Moncloa lo acompaña desde su inauguración.
El ascensor panorámico se estropeó al día siguiente de la apertura, en febrero de 1992. Año y medio después se le habían desprendido cinco de las placas de acero (de 65 kilos cada una) que lo recubrían, sin daños personales que lamentar. Incluso la construcción fue un pequeño fiasco: se adjudicó por 343 millones de pesetas, pero resultó un 83% más cara. Muchos expertos pusieron el grito en el cielo porque rompía la estética de la zona. La que fue torre de comunicaciones se quedó en una sola antena de radio que ni siquiera la Policía Municipal usaba porque tenía zonas de sombra. Algunos concejales llegaron a plantear que se demoliera. Pero ahí sigue. Completamente renovada. Preparada para llenarse de comensales y turistas. Y vacía.
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