Una mezquita a gusto del regidor
Torroella de Montgrí impone su canon estético a un oratorio musulmán
El Ayuntamiento de Torroella de Montgrí-L’Estartit (Baix Empordà, Girona) ha conseguido doblegar las pretensiones de la comunidad musulmana tras revocar la licencia de obras para construir una mezquita por su aspecto árabe e instar a los responsables del proyecto a cambiar el aspecto exterior del oratorio. La fachada de la mezquita, que se construirá en un polígono industrial de la localidad, será de color blanco —frente al dorado inicial— y el templo tendrá menos arcos y ornamentación. Tras varios meses de negociaciones, el Consistorio ha pedido a los musulmanes que entreguen un nuevo estudio de movilidad como paso final antes de conceder la licencia.
El alcalde de Torroella, el convergente Jordi Cordón, vetó el proyecto por considerar que la estética árabe del edificio representaba “una falsificación histórica” que no respetaba la “armonía urbana”, pese a hallarse en un polígono industrial, aunque cercano al centro de la localidad. La comunidad musulmana se vio obligada a redactar un nuevo plan a pesar de que el anterior gobierno le había adjudicado la licencia. El alcalde declaró ayer que los cambios introducidos son “muy notables” y la nueva mezquita “se adapta mejor al entorno urbano”. Rafik Bendali, secretario de la comunidad musulmana, afirmó que existe “unanimidad” entre los fieles para llevar a cabo el nuevo proyecto. “Estaremos contentos cuando nos den la licencia”, afirmó Bendali. Torroella de Montgrí tiene una población de cerca de 12.000 habitantes, el 30% de origen inmigrante.
La rocambolesca historia se inició cuando el Ayuntamiento de Torroella revocó el pasado verano la licencia de obras que el anterior gobierno había concedido. La mezquita se iba a empezar a construir en septiembre en el polígono industrial de la localidad. La oposición tachó entonces la decisión de revocar la licencia de “imprudencia”. “Tenemos una paz social envidiable y esto puede crear un conflicto artificial donde no lo había”, criticó Josep Maria Rufí, exalcalde y regidor en la oposición, de Esquerra Republicana.
La revocación se aprobó con los votos de CiU (cinco), L’Estartit Som Tots (tres) y el PP (uno). La comunidad musulmana, con unos 1.500 fieles, ve en la mezquita la solución a un problema que viene de lejos: carecen de un local propio y amplio donde poder rezar. Los fieles oran en un pequeño local de 75 metros cuadrados sin apenas ventilación que hace ya tiempo se les quedó pequeño. “El aforo es de 60 personas y solo en los rezos cotidianos nos juntamos allí 120. Incluso tenemos que hacer dos turnos para no molestar”, explicó Rafik Bendali.
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