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La oposición, al acecho de los deslices verbales de Botella

Los grupos municipales creen que la alcaldesa evitará la exposición pública

Elena G. Sevillano
Botella recibe la felicitación de Lissavetzky durante el pleno.
Botella recibe la felicitación de Lissavetzky durante el pleno.LUIS SEVILLANO

Ana Botella, alcaldesa de Madrid, lleva años dando jugosos titulares: sobre el matrimonio homosexual (la célebre frase de las peras y las manzanas), la contaminación ("yo no veo la boina esa de la que ustedes hablan", "más asfixia el paro", negando los efectos nocivos para la salud de la polución), la limpieza de las calles del centro ("los mendigos son una dificultad añadida")... Frases todas ellas pronunciadas de forma espontánea, improvisadas durante una entrevista o en el debate de una comisión municipal. Expresiones que jamás se plasmarían en un papel. Cuando Ana Botella lee, como hizo durante su discurso de investidura, es comedida, va al grano, explica sus medidas o sus intenciones y nada más. El problema es cuando se desvía de la senda marcada. Porque acaba metida en charcos.

La oposición sabe de la facilidad con que la alcaldesa se pierde en la jungla dialéctica. No en vano Botella llevaba ocho años de concejal, durante los que ha tenido que dar cuenta de su gestión en muchas ocasiones. Ella misma debe de ser consciente. En los dos últimos meses no se le ha escuchado ni una salida de tono. Se ha cuidado de que no hubiera ocasión. Si antes solía contestar ella misma a las preguntas de la oposición en las comisiones de Medio Ambiente, últimamente se ha rodeado de directores generales, técnicos a los que ha puesto a dar la réplica a los ediles de los otros partidos. La oposición cree que el blindaje de Botella será aún mayor ahora que es alcaldesa. Habrá menos resquicios por los que se puedan escapar inconveniencias. No se saldrá del guión. Y eso resta posibilidades de atacar uno de sus puntos débiles. Los partidos de la oposición empiezan a perfilar la nueva estrategia. El portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, ha convocado esta semana una "larga" reunión con sus concejales para tratar la cuestión.

Los tres portavoces de la oposición coinciden en que hay que dar algo de tiempo al nuevo Gobierno para ver cómo se maneja. "Seremos muy exigentes. Habrá líneas rojas que no permitiremos que se traspasen", advierte Lissavetzky. "Si hay un cambio en nuestra línea de oposición será porque lo inducirá el propio Gobierno", asegura el portavoz de Izquierda Unida, Ángel Pérez. "Si pide que haya un enfrentamiento más duro, lo habrá", avisa. "Es evidente que Botella no tiene el arte de la palabra de Gallardón. "Le haré las preguntas más complicadas que le pueda hacer y vamos a buscar sus puntos débiles. Pero también vamos a esperar a ver cuál es su estilo. El de Gallardón era muy duro", señala el portavoz de UPyD, David Ortega. "En Gallardón he visto mucha prepotencia y poco diálogo", añade.

Ana Botella tiene por delante un mandato con escaso margen de maniobra. La deuda atenaza la gestión municipal. La época de las grandes obras pasó. Alberto Ruiz-Gallardón, además, le ha dejado el camino allanado. La alcaldesa tiene prácticamente asegurada la paz social hasta 2015 tras la firma de un convenio con los sindicatos solo unos días antes de la marcha del anterior alcalde.

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2Además, el exconcejal de Hacienda, Juan Bravo, no solo le dejó hecho antes de irse el presupuesto para 2012, sino también una estricta hoja de ruta hasta 2016. El Ayuntamiento de Madrid cerró 2010 con un déficit del 0,58%, lo que le obligaba a presentar al Gobierno central un plan económico y financiero. Plan que hereda Botella y que no le va a permitir desviaciones. Así que no parece que la alcaldesa vaya a tener ocasiones de descarrilar. Si además controla su exposición pública para evitar deslices, la coraza se antoja casi inexpugnable.

Los partidos de la oposición, sin embargo, confían en seguir atacando a partir de los programas electorales que presentaron a los comicios del pasado mayo. Lissavetzky, por ejemplo, dio la batalla con los desequilibrios territoriales y la pérdida de competencias y capacidad de acción de las juntas de distrito. Es una realidad que no ha cambiado y sobre la que seguirá haciendo oposición a Botella. El problema de la contaminación y el recién presentado Plan de Calidad del Aire serán otros de sus objetivos.

Lissavetzky pronostica un "marcaje férreo" a Botella, pese a su previsible "blindaje". Si se negocia el nuevo reglamento del pleno, los socialistas quieren proponer que haya dos al mes y no uno como hasta ahora. Tanto ellos como UPyD han criticado la "falta de legitimidad" de la nueva alcaldesa. Ortega va más allá con el nuevo Gobierno: "No hay ni un área que mantenga a su responsable. Está claro que a Botella no le gustaba el equipo del que ella formó parte, porque lo ha cambiado todo".

La parlamentarización de la política municipal que impulsó Gallardón tras ganar sus terceras elecciones a la alcaldía genera ahora nuevas expectativas con la llegada de Ana Botella. La alcaldesa despejó algunas dudas cuando nombró presidente del pleno (Ángel Garrido, hasta ahora concejal de Retiro y Villa de Vallecas), lo que quiere decir que, como Gallardón, ella se sentará junto al resto del Gobierno local y se someterá a tres preguntas de la oposición, una por grupo. Sin embargo, está pendiente la reforma del reglamento que anunció el anterior alcalde en junio. "La parlamentarización tiene que serlo a todos los efectos", asegura Pérez. "Aún se tiene que crear una mesa del pleno con representación de todos los partidos y las comisiones deberían reformarse para que pueda haber comparecencias", añade.

"El Ayuntamiento tiene que priorizar los servicios sociales y centrarse en la calidad de vida de sus ciudadanos", señala Ortega. Su formación vigilará que Botella lo haga, igual que controlará los gastos de la carrera olímpica, el primer objetivo que la alcaldesa mencionó en su discurso de investidura. UPyD no dio su apoyo al tercer intento olímpico de la capital. "No estamos para Juegos Olímpicos", asegura Ortega. "Y además Madrid ya está en el mapa".

Con la marcha de Gallardón, el grupo popular en el Consistorio perdió a un orador brillante capaz de dar la réplica con soltura a cualquiera de los tres portavoces de la oposición. Botella está ahora, según distintas fuentes municipales, en inferioridad de condiciones con respecto a Lissa-vetzky, Pérez y Ortega. Pero tiene a Miguel Ángel Villanueva, el nuevo vicealcalde y portavoz del Gobierno, y a Pedro Calvo, nombrado portavoz del grupo popular. "Tanto Villanueva como Calvo son gente ducha en los debates", asegura Pérez. "Supongo que Botella les dejará el peso a ellos", añade. Pérez resta importancia a la capacidad retórica de la alcaldesa, o a su defecto, precisamente porque habrá pocas oportunidades de apreciarla: "La oratoria se resume en dos o tres preguntas al mes. Además, se hacen previamente, por lo que se puede preparar el contenido. No tenemos mecanismos institucionales para sacarla del papel", señala el portavoz de IU.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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