El ocaso de las mafias de la noche madrileña

Uno de los supuestos delincuentes a los que más ganas le tenía la policía terminó de repente su carrera profesional el pasado 11 de octubre. Varios agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) irrumpían a las seis de la madrugada en la vivienda de Rafi Beyham Remzi, alias Ivo el búlgaro. Detenían, en cuestión de segundos, al presunto cabecilla de una extensa red de porteros de locales de ocio nocturno, que también están acusados de traficar con estupefacientes y de propinar palizas por encargo. La operación realizada de manera conjunta en varios puntos de la región acabó con 28 arrestados.

El titular del Juzgado número 32 de Madrid, Santiago Torres, ordenó su detención, al igual que la del resto de los implicados. Entre ellos estaba el abogado Roberto Rodríguez Casas, acusado de montar un complejo entramado de sociedades mercantiles para blanquear el dinero procedente de las actividades ilícitas, en especial de esa supuesta venta de estupefacientes. Ivo el búlgaro siempre mantuvo una actitud desafiante con la policía y aseguraba a todo aquel con el que hablaba que llevaba una vida normal y que no estaba involucrado en ninguna actividad ilegal. Se le vio incluso en el juicio contra el último implicado en el homicidio de la discoteca Amnesia, de 1999, David Lozano Martínez, de 33 años, condenado a 24 años de prisión.

Lo que no sabía Ivo es que el asesinato de su lugarteniente Catalin Stefan Craziun, Cata, el 12 de enero de 2009 en la discoteca Heaven (en Ópera), iba a poner al descubierto, junto con la llamada Operación Guateque —red de corrupción municipal por la tramitación de licencias de locales—, las bandas de porteros que luchaban por controlar la noche madrileña. Tampoco reparó en que el juez Torres se encontró durante la instrucción del caso Guateque con esos grupos delictivos. Ahora se encuentra en prisión provisional comunicada y sin fianza.