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Tío Pepe se pierde la Nochevieja

El luminoso, indultado por Gallardón por ser “patrimonio estético”, faltará por primera vez en 76 años a la cita más multitudinaria de la Puerta del Sol Las obras en el antiguo hotel París, que acogerá una tienda Apple, se han retrasado

Elena G. Sevillano
Cartel de Tío Pepe en el Polígono Azque de Alcalá de Henares.
Cartel de Tío Pepe en el Polígono Azque de Alcalá de Henares. Santi Burgos

“En octubre o noviembre, sin falta para las campanadas”. El gerente de la empresa encargada de restaurar el luminoso de Tío Pepe estaba convencido en abril, cuando se desmontó la pesada estructura, de que el célebre rótulo volvería a su sitio antes de Navidad. Acababan de dejarlo en una nave industrial de Alcalá de Henares, a la espera de que las obras de rehabilitación del antiguo hotel París, en el número 1 de la Puerta del Sol, permitieran subirlo de nuevo a la cubierta. También González Byass, la empresa propietaria, confiaba en poder verlo lucir de nuevo para las campanadas. “No tenemos constancia de la fecha de finalización de las obras”, lamenta una portavoz.

Tío Pepe se pierde la Nochevieja por primera vez en 76 años. El luminoso, que se instaló en 1936 para conmemorar el primer centenario de la bodega, es uno de los elementos más antiguos de la Puerta del Sol. Más que el Kilómetro Cero (1950), más que el Oso y el Madroño (1967) y que la estatua ecuestre de Carlos III (1994). Ni siquiera la Guerra Civil pudo con el anuncio, que acabó intacto pese a los bombardeos. A mediados de los ochenta sobrevivió a la remodelación de la plaza que dirigió el alcalde Tierno Galván. Hace apenas dos años pudo haber sucumbido a la Ordenanza de publicidad exterior de Alberto Ruiz-Gallardón, que prohibía expresamente su exceso de intensidad lumínica. Pero también se salvó.

El Ayuntamiento indultó en 2009 cuatro luminosos al considerarlos algo así como patrimonio de neón. A Tío Pepe, al anuncio de Schweppes en Callao, al soporte de Firestone en Escuelas Aguirre y al del BBVA en la Castellana les reconoció su valor simbólico y sentimental y les permitió seguir en su lugar, previo pago de 243 euros y con la obligación de renovar la licencia cada tres años. El resto de los carteles publicitarios luminosos quedó condenado a la desaparición. En febrero de 2010 el Consistorio decretó que 431 de los 1.503 rótulos publicitarios no cumplían las condiciones de la ordenanza.

Cuatro luminosos sobrevivieron

El cartel luminoso de Tío Pepe mide 25 metros de ancho por 10 de alto y pesa 70 toneladas, la mayor parte por la estructura de hierro que lo sustenta. Ha pasado ya unos cuantos meses en la nave industrial, pero aún no lo han restaurado. González Byass está esperando a tener una fecha de finalización de las obras fijada para ordenar su puesta a punto. Básicamente, lijar y pintar las letras y la figura para recuperar la viveza de los colores originales. Poco más se puede cambiar, recuerda la portavoz de la empresa, puesto que el indulto protege el diseño del cartel.

El anuncio al que Gallardón comparó con la Torre Eiffel –“el Tío Pepe es a Madrid lo que la Torre Eiffel a París, dado que ambos iconos surgieron sin vocación de permanencia pero se han acabado incorporando al paisaje urbano de ambas capitales”—cuando decidió su indulto no tiene fecha de vuelta, pero al menos se sabe ya qué acogerá el edificio sobre el que se sitúa. Cinco años después del cierre del hotel París, esta semana se ha confirmado que la firma tecnológica Apple va a abrir en el inmueble una de sus tiendas. El Ayuntamiento ha aprobado el plan especial que permitirá dedicar el edificio a comercio y oficinas.

Ni siquiera los propietarios del inmueble saben cuándo podrá volver a su lugar el luminoso. Un representante de la sociedad limitada que compró el antiguo Hotel París explica que la obra aún está en una primera fase de consolidación estructural. “Esperamos que en breve esté acabada”, señala. Pero aún queda mucho por hacer: tabiquería, instalaciones… Y para esa fase aún no hay fecha. Los trabajos llevan ya casi un año en marcha. “Por seguridad”, añade el portavoz, el anuncio aún no puede subir al edificio, construido en 1893 y catalogado con un nivel 1 de protección. Las obras deben conservar la fachada, de estilo afrancesado, y recuperar en la medida de lo posible los materiales originales.

El hotel París cerró el 31 de mayo de 2006, después de que un nuevo propietario lo comprara por unos 80 millones de euros, según contaron a este periódico fuentes del establecimiento. Era uno de los hoteles más antiguos de la ciudad, “y el de más categoría hasta que, alrededor de 1919, se construyeron el Ritz y el Palace”, contó el recepcionista a EL PAÍS poco antes del cierre. De hotel a Apple Store. Y, salvo sorpresas, con un pedazo de historia publicitaria en su cubierta. Ya lo dijo Gallardón: “Hay símbolos, como este, que acompañan a los madrileños y que ya están incluidos en la conciencia visual de la ciudad”.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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