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CRÍTICA

Reducido pero electrizante

'Traveller' de Anouskha Shankar recala en el Auditori de Barcelona dentro del Festival del Mil·leni

Anoushka Shankar durante su intervención en el Auditori
Anoushka Shankar durante su intervención en el AuditoriJordi Vidal

A primeros del pasado mes de julio Anouskha Shankar ofreció en Girona el estreno internacional de su nuevo trabajo Traveller en el que ahonda en la esencias comunes de la música india y el flamenco. Ante la gran escalinata de la catedral gerundense se mostró exuberante y colorista, cargado de matices hipnóticos.

El pasado miércoles Traveller recaló en el Auditori barcelonés en una versión escénicamente reducida y ya no fue lo mismo. Por el camino se han perdido colaboraciones esenciales, el grupo se ha reducido recayendo ahora todo el peso sobre el sitar de Shankar que se convierte en única protagonista de la velada quedando el flamenco como un elemento más de la propuesta y ya no el más importante. Cuando Shankar sacó humo de su instrumento y puso de pie al público fue precisamente en los inicios y finales de ambas partes del espectáculo cuando se centró en la música clásica de sus ancestros.

Se notó mucho la ausencia del pianista Ricardo Miño y del guitarrista Pepe Habichuela que en Girona habían firmado dos de los momentos más intensos. El dúo que allí realizó (y en el disco) Habichuela con Shankar retomado ahora por otro guitarrista mucho más burdo sonó pobre, triste incluso. Y la ausencia de danza tradicional india también mermó un importante atractivo a la propuesta.

Aun así, Anouskha Shankar por si sola se basta para llenar el escenario. El inicio de la segunda parte fue realmente apabullante, una raga de una belleza deslumbrante, y el final del concierto, algo circense, fue de los que hacen entrar en erupción cualquier local. Aquí el Auditori se incendió.

La velada se había abierto con la actuación inesperada (no se había anunciado telonero) de Sandra Carrasco. La cantaora ofreció tres temas que sirvieron para mostrar su enorme potencial. A partir de ahí Anouskha Shankar fue alternando lo puramente indio con las mezclas flamencas como si todo tuviera una continuidad lógica y, en sus manos, la tenía. La intérprete anglo-india no sólo domina hasta el virtuosismo el sitar, posee también una presencia escénica fascinante que consigue acaparar toda la atención. Sólo el cajón de Piraña consiguió en algún momento desviar las miradas demostrando que un cajón peruano, tocado con su maestría, sirve tanto para el flamenco como para una raga india.

Las comparaciones siempre son odiosas pero inevitables. En este caso el recuerdo de Girona lastró un concierto que, a pesar de las reducciones, resultó realmente electrizante.

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