‘Despejado’: una excelente novela de amor, de soledad y de dinero, en las Islas Shetland
La excelente novela de amor, de soledad y de dinero de Carys Davies narra un triángulo amoroso con las Islas Shetland como paisaje hostil y con la expulsión de los gaélicos del norte de Escocia como marco histórico


Un ministro presbiteriano se queda sin recursos para vivir, tras la Gran Ruptura de la Iglesia de Escocia de 1843, y acepta el encargo de un terrateniente para ir a desalojar al único habitante de una isla al norte de las Shetland. La mujer del ministro, Mary, se queda en casa de su hermana. Mary no es joven, tiene dientes postizos. En su viaje, el presbítero porta un magnético retrato de Mary. Se producen encuentros y accidentes.
Con este argumento, Carys Davies escribe una excelente novela sobre la posibilidad de lograr el equilibrio en medio de la galerna. Sobre la encarnación del triángulo equilátero. Lo hace con la precisión documental que exige la novela histórica, detalle realista y una imaginación poética fuera de lo común, que logra concederle al relato un toque alentador e imprevisible. Davies juega con nuestras expectativas y, como suele ocurrir en las historias triangulares, nos coloca en el filo de la tragedia y nos obliga a preguntarnos quién será el eslabón más débil. Leemos temiendo caer por los acantilados de las Shetland, rodeados por una naturaleza reducida a intemperie, un paisaje hostil del que la escritora conoce el nombre de cada planta (“la cebadilla, la cicuta y la hierba triguera”), así como los distintos matices de la bruma y del color que son gamas del gris —oscuro, azulado, pinto, diverso— entre las que surge un ramalazo de verde.
Contra esta naturaleza se construye una corporeidad elemental, superviviente y cálida, en la que el amor se define como aprendizaje de una lengua extranjera. Quizá enamorarse sea un proceso de traducción
Contra esta naturaleza se construye una corporeidad elemental, superviviente y cálida, en la que el amor se define como aprendizaje de una lengua extranjera. Quizá enamorarse sea un proceso de traducción. Nos regalamos un lenguaje en el amor, un lenguaje que casi siempre merece la pena fijar en glosarios y relatos. Merece la pena fijar por escrito lo que alguien “siente” como una palabra. Como una historia. La escritura podría interpretarse como un acto de amor y búsqueda comunicativa del otro. También el baile: una de las páginas más conmovedoras de Despejado es la del rudo y liberador baile entre dos hombres. Y, como esta es una novela de amor, contiene pasajes maravillosos sobre esa soledad que no tiene tanto que ver con estar sola, como con que la persona que quieres deje un hueco en el espacio compartido. Modulaciones de una soledad matérica.
Los tres vértices de este triángulo atesoran sentimientos de calidad que nos hacen temer por ellos en sus transformaciones y en la conciencia que cada uno tiene de sí mismo. Hasta la llegada del presbítero, el hombre de la isla carece de espejo en el que mirarse. Por detrás de las acciones de los personajes, algo late como fibra cardiaca en las historias de amor: el dinero. La avidez de los terratenientes. La precariedad a la que unos seres humanos condenan a otros. Los Desalojos de las Tierras de Altas y de las Islas de Escocia tuvieron lugar hasta la segunda mitad del siglo XIX. “En su mente se formó la imagen de esta gran evacuación; una larga, gris, interminable procesión de pequeñas figuras que serpenteaban como un río (…) guiando a los animales y a los niños, acarreando sus aperos y sus muebles y bultos de distinto tamaño”. Hoy Trump quiere convertir Gaza en un resort. En estas transparencias y recuerdos, en estas superposiciones, consiste la universalidad de la literatura.

Despejado
Traducción de Gabriel Insausti
Libros del Asteroide, 2025
208 páginas. 19,95 euros
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