Un resucitado y dos futuras estrellas: larga vida a los juegos en primera persona

El año pasado lo cerramos con la muy grata sorpresa de Indiana Jones y el gran círculo, uno de los mejores juegos de un 2024 que resultó mucho mejor de lo que se esperaba. Historia, mecánicas, escenarios y ritmo aparte, el juego también triunfaba en un apartado que desde las bases del juego parecía paradójico, y es que los juegos de saltos y acción suelen ser en tercera persona, como bien demostró la saga Uncharted. El gran círculo, sin embargo, optaba por usar la primera persona en un movimiento contraintuitivo que, en un primer momento, descolocó a muchos. Evidentemente supero esa aparente contradicción con nota, muestra de que, como en tantas obras artísticas, superar las barreras autoimpuestas e internarse en terrenos desconocidos suele ser una prueba de calidad. La primera persona está de moda, es un hecho. Y para demostrarlo tenemos tres juegos que llegarán muy pronto y que se han colado entre lo más esperado del inicio de año.

El primer gran juego de este año en primera persona es, en puridad, un juego viejo. Cuando Cyberpunk 2077 salió en 2020 las expectativas eran enormes, no en vano la desarrolladora (CD Projekt Red) venía de hacer uno de los mejores juegos de la década pasada, si no el mejor: The Witcher 3. Por cosas del destino el juego, una distopía en primera persona, fue un desastre, pero no por los mimbres que lo formaban sino por el precipitado envoltorio técnico que lo cobijaba: los bugs torpedeaban la experiencia hasta hacerla injugable. El público fue unánime y suspendió el juego, las acciones de la desarrolladora cayeron e incluso Sony sufrió un descalabro mayúsculo. Pero hablamos de CD Projekt Red. Son polacos, no se arredran, y, en medio de la tormenta de críticas, se pusieron a trabajar, mejorando la experiencia de juego, parcheando los fallos y haciendo que luciera la excelente (excelente de verdad) historia del juego y su mundo futurista. Incluso sacaron un DLC en 2023 (Phantom Liberty) que fue de lo mejor de su año. Las calificaciones de los usuarios fueron mejorando poco a poco y la semana pasada, por fin, Cyberpunk 2077 consiguió, después de mucho tesón, trabajo y paciencia, ser un juego con reseñas “extremadamente positivas” en la mayor tienda digital, Steam. Bien por el remiendo de CD Projekt y bien porque esta historia demuestra hasta qué punto los juegos son un medio iterativo en evolución perpetua. Jugar hoy Cyberpunk 2077 es lo que debió ser en 2020: una experiencia sublime.

En pocas semanas llegarán otros dos juegos en primera persona llamados a marcar esta primera mitad de 2025. Se trata de Avowed y Kingdom Come: Deliverance II. Ambos tienen ambientación medieval y por tanto ambos vienen a subvertir el viejo mantra de que para las pistolas está la primera persona, pero para las espadas, mejor dejar la tercera.

Kingdom Come: Deliverance II (a la venta el 13 de febrero) es un juego medieval realista (excepcionalmente realista) que viene, casi como Cyberpunk, a ofrecer una experiencia mucho más refinada que su primera parte, tan asaeteada por bugs y problemas técnicos que tampoco permitió disfrutarlo plenamente. También viene a ofrecer una experiencia narrativa total, situada en la Bohemia del Siglo XV: su guion alcanza 1.700.000 palabras, toda una gesta en este medio (y en cualquiera). Avowed es en primera persona, es medieval, pero en este caso se enclava en un mundo repleto de magia, fantasía y... hongos. Basado en el universo de Pillars of Eternity, el juego, desarrollado por Obsidian y que comparecerá en el Game Pass de XBox de salida (el 18 de febrero), es también de lo más esperado por los jugadores.

Este 2025 llegarán Assassin’s Creed Shadows, Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii, Death Stranding 2, GTA VI o Split Fiction. Todos ellos en tercera persona y todos ellos dispuestos a competir por el título de mejor juego del año. Pero estos primeros meses disfrutemos de esa experiencia inmersiva que da la primera persona, la perspectiva que, quizá, mejor logra transmitir la máxima videolúdica de que nosotros somos el protagonista. Porque de eso se trata este negociado, ¿no?.