_
_
_
_
Crítica literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Por qué se rompió Estados Unidos’, de Roger Senserrich: un país roto elige en noviembre

Quienes busquen respuestas razonables ante los comicios presidenciales del 5 de noviembre deben leer a Senserrich, cuyo libro ofrece claves que van más allá de los lugares comunes

'Declaración de la Independencia' (1810), de John Trumbull, expuesto en la Rotonda (bajo la gran cúpula) del Capitolio de los Estados Unidos, en Washington D.C.
'Declaración de la Independencia' (1810), de John Trumbull, expuesto en la Rotonda (bajo la gran cúpula) del Capitolio de los Estados Unidos, en Washington D.C.WIKIPEDIA
Ignacio Urquizu

A nuestra mirada europea le cuesta pensar que Donald Trump pueda volver a salir vencedor el próximo 5 de noviembre. Pero lo que sucedió en 2016, puede volver a pasar. Es cierto que entonces fueron varias carambolas las que permitieron que el líder republicano, contra todo pronóstico, se proclamase presidente del país más poderoso del mundo. Fueron 77.744 votos los que separaron a Hillary Clinton de la presidencia. Si la líder demócrata hubiera ganado en Pensilvania (donde perdió por siete décimas), en Wisconsin (les separaron ocho décimas) y Michigan (la diferencia fue de dos décimas), hoy la historia sería otra. Por ello, estos días somos muchos los que nos preguntamos: ¿y si volviera a suceder? Y a continuación, el siguiente interrogante sería: ¿por qué?

Quienes busquen respuestas razonables, más allá de los lugares comunes, deben leer el reciente libro de Roger Senserrich, Por qué se rompió Estados Unidos. Populismo y polarización en la era de Trump. El autor, que es un relevante activista social en Estados Unidos, apunta a múltiples respuestas: desde la evolución histórica del constitucionalismo norteamericano, al sesgo conservador del diseño institucional y a la influencia de las etapas de Nixon y Reagan en el devenir de la derecha de Estados Unidos. Y es que, como todo acontecimiento social, es difícil atribuir a una única causa la explicación de cualquier fenómeno.

Pero si hay algo que debería preocuparnos al resto de sociedades, son las bases de apoyo del líder republicano, Donald Trump, quien inicialmente fue visto como un outsider y ha acabado contagiando al resto de la derecha estadounidense. Aunque cueste comprender, una parte de sus votantes vienen de sectores tradicionales de la izquierda. ¿Qué significa esto? A mitad del siglo XX, los partidos progresistas se nutrían de las clases trabajadoras urbanas y los campesinos. Los primeros los encontrábamos en las fábricas que rodeaban a las ciudades, mientras que los agricultores labraban y cosechaban sus pequeñas propiedades o las tierras de otros. Pero ese mundo cambió. Las ciudades se fueron poblando de clases medias urbanas muy formadas que abrazaban valores progresistas, mientras que los trabajadores manuales veían cómo las fábricas se deslocalizaban a otros países extranjeros. Al mismo tiempo, los agricultores iban abandonando las tierras y emigraban a las ciudades. Los pocos que se quedaban en el campo, acumulaban muchas extensiones de terreno, puesto que era la única forma de competir con los productos que llegaban de fuera.

En los últimos tiempos, tanto en Estados Unidos como en Europa, esas clases medias urbanas y muy cualificadas han introducido su agenda en el debate público, en los centros de pensamiento, en las universidades o en la administración. ¿Y cuáles son sus prioridades? El cambio climático y la globalización. Pero ambas políticas públicas están produciendo perdedores en las bases tradicionales de la izquierda. El combate del cambio climático implica modificar las formas de producción agrícolas y ganaderas. La globalización tiene una vertiente sociodemográfica. En la medida que las tasas de natalidad son bajas, es cada vez más necesaria la llegada de inmigrantes, especialmente en las ciudades, algo que los trabajadores menos cualificados ven como una amenaza. Estos dos objetivos, el cambio climático y la globalización, son los que dominan la acción de gobierno en las democracias desarrolladas.

Donald Trump y fenómenos populistas similares apelan al resentimiento del mundo rural y de los trabajadores menos cualificados: culpan a las políticas progresistas, defendidas por las clases medias urbanas y cualificadas, como las causantes de su pérdida de bienestar. Este conflicto no ha hecho más que empezar y tiene bastante recorrido. Y es ahí donde se va a jugar la competición el próximo 5 de noviembre. En la medida que el discurso del resentimiento tenga más o menos éxito en las bases tradicionales de los demócratas, Donald Trump volverá a ser presidente de los Estados Unidos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_