‘Sexpiertos’: sexo y humor ante la adversidad
Telmo Irureta, ganador del Goya 2023 al Mejor Actor Revelación, se sincera en una comedia sobre la invisibilidad de las personas con parálisis cerebral, escrita junto a Kepa Errasti y dirigida por Mireia Gabilondo
Cuando una buena parte del cuerpo apenas funciona, la parte funcional cobra una importancia mayor. Para Telmo Irureta, que tiene una movilidad muy reducida en brazos y piernas a causa de una parálisis cerebral infantil, el pensamiento, la palabra, los afectos y el sexo son un sustitutivo de la libertad de movimiento. “Telmo me desarma cuando me dice: “Es que ni siquiera me puedo tapar la cara cuando lloro”, explica Aitziber Garmendia, su compañera de reparto en Sexpiertos, la comedia que están representando estos días en Las Palmas de Gran Canaria y la semana próxima en Madrid, en el Teatro Fernán Gómez. Kepa Errasti y el propio Irureta la compusieron a cuatro manos: es un decir, porque este sufre una contractura distónica de los dedos y tiene la muñeca desviada.
Tras la función de hoy, Irureta y Garmendia han abierto un coloquio, al que nos hemos quedado todos, menos un espectador. Rara vez he visto que una plática de este tipo despierte un interés tan generalizado. Irureta, que ganó el Goya de 2023 al Mejor Actor Revelación por encarnar al joven paralítico que contrata los servicios de una asistenta sexual en la película La consagración de la primavera, desató entonces una encendida polémica al desvelar que en ocasiones había acudido a la prostitución, cuyo uso defendió en unas declaraciones. “Eso que dije da mucho miedo, porque se sobreentiende que quien se prostituye sufre explotación. Pero en todos los trabajos hay abuso. Se mezcló todo y me llamaron violador de mujeres. ‘Pero, ¿qué mujeres, si soy mariquita?’, les respondí entonces. Y se callaron. Me quedé a gusto, porque sé que su discurso quedó un poco más cojo que el mío”, responde Irureta a la pregunta de una espectadora.
En Sexpiertos, Nico (un personaje que tiene el mismo sentido del humor desinhibido y políticamente incorrecto con el que Irureta acabó de ganarse al público durante el diálogo posfunción) se queda encerrado en un ascensor con Ana, una soltera de 38 años que atraviesa una crisis existencial. Dentro de esta situación única, íntima y propiciatoria de una conversación en la que ambos pronto se expresan a corazón abierto, los autores de la comedia abren un sinfín de ventanas metateatrales: tres años después de aquel episodio claustrofóbico, Nico y Ana lo dramatizan, pero cada dos por tres interrumpen su representación para atender llamadas telefónicas, para comentarle a los espectadores lo que ha sido de sus vidas o para hacerles alguna pregunta retórica. Con una dirección ágil de Mireia Gabilondo, Sexpiertos es teatro de pista, sin cuarta pared, oral, desnudo y sintético, como los diálogos de Franz Joham con Gustavo Re o como los de Karl Valentin y Liesl Karlstadt, que tanto impresionaron a Bertolt Brecht.
La función, en definitiva, es un diálogo de clowns en el que Garmendia lleva el discurso y su partenaire comenta, apostilla y remata de cabeza los chistes que ella le sirve. El sexo del que hablan ambos es, en realidad, la tapadera de su búsqueda fracasada de un afecto profundo insatisfecho. El texto, desenfadado, directo, humorístico y picado, tiene un trasfondo serio. La actriz es también el titiritero que lleva de acá para allá la silla de ruedas de su compañero, que lo sitúa bajo el foco, que le pone el teléfono al oído… Garmendia, cuyo personaje actúa movido por urgencias sucesivas, pone alma, corazón y vida en su desempeño y lo ilumina todo con una energía y una actitud radiantes.
‘Sexpiertos’. Texto: Kepa Errasti y Telmo Irureta. Dirección: Mireia Gabilondo. Las Palmas de Gran Canaria. Teatro Cuyás. 31 de mayo y 1 de junio. Madrid. Teatro Fernán Gómez, del 4 al 9 de junio.
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