‘Río Miño. Un viaje entre solsticios’, de Xesús Fraga: estamos hechos de agua

Hasta el presente, la trayectoria de Xesús Fraga se ha venido cimentando de un modo tan sólido como distante de los principales núcleos de irradiación y distribución del capital cultural en el campo literario gallego. Periodista (y no filólogo), hijo de una familia emigrada en Londres, el escritor reside en la pequeña ciudad de Betanzos, un día capital y hoy enseña de un mundo desaparecido que Fraga debe de contemplar como un día Cunqueiro contempló a Mondoñedo. La referencia geográfica no es casual: Río Miño. Un viaje entre solsticios —publicado primero en gallego— demuestra aquel primado del dónde sobre el cuándo que, según Michel Foucault, inauguraba el giro espacial del pensamiento contemporáneo. Pero como Xesús Fraga es escritor y no filósofo, su apología del espacio, encarnada en esta hermosa biografía del más venerable río de los ríos gallegos, no pretende suplantar la primacía del tiempo.

Acaso en este momento de la historia lo decisivo ya no sea reconocer la consabida alianza entre el tiempo y el espacio como dimensiones fundamentales de la experiencia humana. Se trataría, más bien, de permanecer a la escucha de todas las posibilidades de manifestación no lineal de la temporalidad, de acuerdo con ese ritmo que el ciclo de los solsticios nos enseña. Pero además conviene recordar, como quería Didi-Huberman, que aquello que vemos es lo que nos mira, de modo que lo que en un instante aparece a nuestros ojos —una vieja ciudad, un río— no puede ser sino una imagen parpadeante de nuestro propio transcurrir sobre la tierra. Y una vez abandonamos la presuposición de que la perspectiva humana sobre el mundo debe ser la central (y este libro, preñado de humanidad, pero no ensoberbecido de ella, la abandona), comprendemos también que el formar parte de la naturaleza nos permite no solo comprenderla, sino también honrarla.

En virtud de un muy inteligente conocimiento del poder de las formas, el propio libro aparece ante sus lectores como un río hecho de meandros, afluentes y estratos geológicos. No es únicamente una cuestión de estilo, manso o torrencial según sea menester. Es casi una cuestión moral, pero de un código ajeno a toda pacatería: si el libro es caudaloso lo es, ante todo, por su capacidad para regalar dones en cada página. Adoptando el disfraz encantador de una sarta de anécdotas extraídas de la fértil imaginería pagana que inunda la espiritualidad gallega, de la historia local o de la propia vida del autor, este viaje entre solsticios consigue invalidar, por amor y no solo por perspicacia, la diferencia entre la geografía política, la física y la humana.

Con su conocimiento erudito, pero jamás pedante, de fuentes de primera mano, y su especial querencia por escritores no centrales de las tradiciones literarias gallega y española, Xesús Fraga firma una suerte de autoetnografía que, por su radical concreción, parecería llamada a una consideración marginal, pero que corre ya como un secreto a voces. No es de extrañar viniendo de un escritor que, como buen militante en la estirpe de los emigrados, también en el sentido sebaldiano del término, demuestra tanto o más interés por las vidas ajenas que por la propia. Pero el haber prestado atención a la biografía de un río no se debe, quizás, a la modestia que sin duda atesora —pues sabe que, para escribir, a menudo resulta más útil que la soberbia—, sino al más puro realismo: si somos naturaleza, hablar del agua es hablar de lo que, en un altísimo porcentaje, nos constituye.

Río Miño. Un viaje entre solsticios

Xesús Fraga
RBA, 2023
224 páginas. 18 euros

Río Miño. Unha viaxe entre solsticios

Xesús Franco
Kalandraka, 2023
216 páginas. 18 euros

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