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Vampirismo lésbico, fantasmas y otros terrores góticos: cuando el cine se inspira en la literatura de Le Fanu

La formidable obra de terror literario de Joseph Sheridan Le Fanu, adaptado no pocas veces al cine, regresa con el estreno de la película ‘El legado’

El Legado
La actriz Agnes O'Casey en una escena de la película 'El legado'.ADSO FILMS
Javier Ocaña

Veinticinco años antes de la publicación en 1897 de Drácula, inmortal novela de Bram Stoker de incalculable influencia en la literatura, el cine y la cultura popular, el irlandés Joseph Sheridan Le Fanu ya había escrito esto: “Fue acosada por renacidos, señor. A algunos los siguieron hasta sus tumbas (…) y los exterminaron del modo habitual, por decapitación, con la estaca y quemando sus cuerpos. Pero no antes de que hubiera muerto mucha gente”. Le Fanu (1814-1873) publicó Carmilla, cuento largo (o novela corta) de fascinante erotismo lésbico, un año antes de fallecer, y su ascendencia en el vampirismo de Stoker resultó tan fundamental como el influjo del resto de sus novelas y cuentos en los relatos góticos de fantasmas de otros autores célebres posteriores, principalmente Daphne du Maurier.

Un fotograma de la película de 1947 'El tío Silas', con Jean Simmons.
Un fotograma de la película de 1947 'El tío Silas', con Jean Simmons.Masheter Movie Archive / Alamy

Junto a Carmilla, quizá su libro más famoso, su mejor obra, es El tío Silas, magnífico volumen de casi 700 páginas cargadas de misterio, depravación, espiritualidad, crímenes, milenarismo, sectarismo, dolor, muerte y pecado, alrededor de la acosada figura de una joven y rica heredera con una enorme fortaleza mental, a la que aún le faltan tres años para cumplir la mayoría de edad. Un texto del que en estos días se ha estrenado en salas una nueva adaptación cinematográfica: El legado, producción irlandesa dirigida y escrita por mujeres —Lisa Mulcahy y Elisabeth Gooch, respectivamente—, que, hasta sus minutos finales, deja un tanto de lado los aspectos más terroríficos de la novela de Le Fanu, subrayando en cambio la denuncia del patriarcado y la violencia de género que ya se apuntaba en el texto original.

Autores como Carl Theodor Dreyer, Roger Vadim y Vicente Aranda ya se habían acercado al universo del escritor

De hecho, como bien se encargan de recalcar los títulos de crédito, la película está más “inspirada” que basada en El tío Silas, novela de complicada traslación por su enorme cantidad de acontecimientos, temas y subtextos, que puede dividirse claramente en dos mitades. Una primera, 300 inquietantes páginas en las que el personaje del título no llega a aparecer en sus acontecimientos, del que únicamente se habla, aunque creando así una atmósfera de lúgubre sugestión sobre su ambigua personalidad: “Como oscuramente me habían dado a entender en el pasado, [podía ser] indeciblemente desdichado o indeciblemente depravado”, en palabras de la protagonista. Y una segunda, a partir de la muerte del indescifrable padre de la chica, enrolado en la Nueva Iglesia cristiana de los swendenborgianos, descrita como una secta; un trayecto vital en el que la joven debe convivir hasta su mayoría de edad con el misterioso tío Silas y su depravada familia. De modo que los responsables de El legado, con impecable factura técnica y un hermoso tratamiento de la luz, han preferido eliminar totalmente la primera mitad del texto para centrarse solo en la segunda y en el posterior encierro, fusionando algún personaje y añadiendo perversos detalles que subrayan la degradación de la mujer.

Elsa Martinelli y Annette Vadim Stroyberg en la película de Roger Vadim 'Sangre y rosas' (1960).
Elsa Martinelli y Annette Vadim Stroyberg en la película de Roger Vadim 'Sangre y rosas' (1960). ARCHIVIO GBB / Alamy

Antes de El legado, El tío Silas había sido llevada al cine en una correcta pero algo anticuada versión homónima de 1947, dirigida por Charles Frank y protagonizada por una jovencísima Jean Simmons, en su etapa inglesa anterior a Hollywood. Sin embargo, es Carmilla la novela de Le Fanu que más veces y con más diversos estilos ha sido llevada a la pantalla. Que autores tan radicalmente opuestos en sus intenciones y en sus formas como Carl Theodor Dreyer, Roger Vadim, Vicente Aranda, Roy Ward Baker y Camillo Mastrocinque se fueran acercando al universo vampírico del relato habla bien de la grandeza del escritor irlandés, con fama de oscuro y hasta de tétrico, pues tras la muerte de su esposa acabó convertido por convencimiento propio en un recluso al que no podían ver ni sus amigos más íntimos, y que solo se dedicaba a escribir. En la mítica Vampyr, la bruja vampiro (1932), película a caballo entre el mudo y el sonoro, Dreyer compuso una versión libérrima, fantasmagórica y artística, con una siniestra poesía del desconcierto, dotada de una serie de memorables imágenes de exquisito sentido del onirismo y un gran trabajo con las sombras y las brumas, obra de Rudolph Maté, su célebre director de fotografía. En Sangre y rosas (1960), Roger Vadim, que siempre tuvo más nombre que talento, fracasó en la creación de una atmósfera perversa con una película que hoy apenas se puede soportar. Una década después, la productora británica Hammer, siguiendo la estela de erotismo vampírico del Drácula de Terence Fisher y sus secuelas, tampoco pudo resistirse a Carmilla. En Las amantes del vampiro (1970), de Ward Baker, las imágenes de sexo explícito desempeñan ese amor entre mujeres de la novela, entre lo físico, lo metafórico y lo sobrenatural, en una versión con desnudos de evidente fidelidad a la letra de Le Fanu, pero en modo alguno a su espíritu.

'La Novia Ensangrentada', 1972, de Vicente Aranda.
'La Novia Ensangrentada', 1972, de Vicente Aranda. Album / Entertainment Pictures / Contacto

En una vertiente en cierto modo semejante en esos años de destape en medio mundo, pero mucho más creativa, el español Vicente Aranda articuló con La novia ensangrentada, su cuarto largometraje, un atractivo cóctel de terror erótico, psicoanálisis, envilecimiento masculino, sadomasoquismo y modernidad casi surrealista (¡esa mujer enterrada en la arena con gafas de buceo!) que maravilló al mismísimo Quentin Tarantino —la entronizó como su “película favorita de vampiras lesbianas”—, y a la que homenajeó con el título de uno de los capítulos de la primera entrega de Kill Bill: The Blood Spattered Bride. Sin embargo, Dreyer aparte, quizá la mejor adaptación de Carmilla sea una película desgraciadamente desconocida para muchos, la magnífica La maldición de los Bishop (1971), de John D. Hancock, de título original de gran elocuencia: Let’s Scare Jessica to Death (asustemos a Jessica hasta la muerte). Ambientada en EE UU, en una granja en lugar de un castillo, mantiene la seducción pero elimina la sensualidad, acentúa la fragilidad de la protagonista y, en la variante del miedo bautizada como folk horror, se convierte en una de las más cautivadoras películas de terror del cine americano de los años setenta.

Una imagen publicitaria de la película de 1970 'Las amantes del vampiro', de Ward Baker.
Una imagen publicitaria de la película de 1970 'Las amantes del vampiro', de Ward Baker.Screen Archives / Getty Images

Leyendo El tío Silas es imposible no pensar en la amenazadora señora Danvers de Rebeca, o en los misterios familiares de Mi prima Rachel, escritas ambas por Du Maurier. Quizá por ello, por la pujanza de Le Fanu en escritores posteriores, y además en una época como la contemporánea en la que el terror gótico y romántico ha dado lugar a no pocas películas de desigual calidad en las dos últimas décadas, resulta casi sorprendente que los numerosos cuentos del escritor irlandés no hayan sido llevados a la pantalla con mayor profusión. Volúmenes como Dickon el diablo y otros relatos extraordinarios, con joyas sociales como La visión de Tom Chuff y La habitación del Dragón Volador y otros cuentos de terror y misterio están ahí, prestos para ser convertidos en imágenes, conflictos y subtextos perturbadores.

Lecturas recomendadas

El tío Silas
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Pablo Sorozábal
Valdemar, 2023
624 páginas. 32 euros

Los archivos del doctor Hesselius
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Juan Antonio Molina Foix y José Luis Moreno-Ruiz
Valdemar, 2022
288 páginas. 24 euros

La habitación del dragón volador y otros cuentos de terror y misterio
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Bernardo Moreno Carrillo
Valdemar, 2015
256 páginas. 21 euros

La profecía de Cloostead
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Francisco Torres Oliver
Valdemar, 2009
240 páginas. 9,50 euros

Dickon el diablo y otros relatos extraordinarios
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Rafael Lassaletta
Valdemar, 2008
328 páginas. 10,50 euros

Carmilla
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Jonio González
Penguin Clásicos, 2023
128 páginas. 10,40 euros

Carmilla
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Marta Tejedor
Legendaria, 2023
202 páginas. 14,99 euros

Carmilla
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de José Luis Piquero
Alma, 2021
128 páginas. 10,95 euros

Carmilla
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de José Luis Piquero
Navona, 2019
192 páginas. 19 euros

Carmilla
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Julio Ángel Olivares Merino
Cátedra, 2018
168 páginas. 9,95 euros

Carmilla
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Emilio Olcina
Prólogo de Luis Alberto de Cuenca
Alianza, 2016
152 páginas. 11,50 euros

Carmilla
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Juan Elías
Ilustraciones de Ana Juan Carmilla
Siruela, 2015
110 páginas. 19,95 euros

El familiar
Joseph Sheridan Le Fanu
Traducción de Antonio López Crespo
Espuela de Plata, 2015
196 páginas. 11,40 euros


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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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