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The National, el monstruo resucita

Tras superar una crisis personal, Matt Berninger dio forma, inspirándose en ‘Frankenstein’, al noveno álbum de su grupo de rock taciturno. El resultado es su disco más honesto (y el mejor)

Los integrantes de The National, en una imagen promocional. Matt Berninger es el segundo por la derecha.Foto: JOSH GOLEMAN | Vídeo: EPV
Laura Fernández

En las primeras dos páginas de Frankenstein, el clásico de Mary Shelley sobre el incomprendido monstruo hecho de pedazos de hombres muertos, un tipo pretencioso, el aspirante a explorador polar y pontificador nato Robert Walton, le está escribiendo una carta a su hermana Margaret. Le cuenta de qué forma podría él llegar a ser alguien importante ahí fuera. “Me pareció tan divertido… Mary Shelley no era más que una adolescente entonces. ¡Una adolescente escribiendo sobre tipos engreídos! ¿Con cuántos debió cruzarse? ¡Se estaba riendo de todos ellos a través de Robert Walton!”. El que habla es Matt Berninger (Cincinnati, Ohio, 1971), el escritor detrás de cada una de las historias como relatos, de esas sad songs for dirty lovers, como rezaba uno de sus títulos, o canciones tristes para amantes no tanto sucios como rotos, y líder de The National, la banda que forma junto a dos parejas de gemelos —los Dessner, Aaron y Bryce, y los Devendorf, Scott y Bryan— desde 1999. Está en casa, en Los Ángeles, bebe café, es un día de abril por la mañana. Ya ha salido del agujero —una depresión terrorífica— y aún no puede creérselo.

“Estaba hundido, nada me interesaba. Tomé antidepresivos. Dejé el alcohol, la droga. Fue peor”

”Cuando salí, odiaba aquello que había sido. Ser una especie de marca. Que la banda lo fuese. Y que fuese algo pretencioso. Como ese personaje que salía en Frankenstein. Así que decidí destruirlo todo. Y construir algo nuevo con los pedazos. Cada canción del álbum engrasa una parte de la máquina que hay detrás de lo que soy ahora”, dice. Se está refiriendo a First Two Pages of Frankenstein (4AD / Popstock!), el noveno álbum de The National, y el primero que editan en cuatro años. El resultado suena a la vez como algo nuevo y como algo cercano a la profunda proximidad —dolorosa y, pese a todo, luminosa, rendida y combatiente— de Boxer (2007) y Trouble Will Find Me (2013). “Estuve por completo hundido durante un año. Nada me interesaba. No quería escribir. No quería pensar. Tomé antidepresivos. No funcionó. Lo dejé todo. El alcohol, la marihuana. Fue peor. Llegué a pensar que no podría volver a subirme a un escenario. Que ya no servía para esto. Y no quería hacer nada que no fuese esto”, confiesa. “Me rompí y llegué a pensar que esta vez era para siempre. Que no valía la pena tratar de arreglarlo”, añade.

Recuerda que, cuando la pandemia encerró al mundo en casa, se lo tomó como un descanso. Todo fue bien al principio. “Era un alivio no tener que viajar”. Incluso escribió muchísimo. “Pero al final, toda esa desconexión me mató. De repente no podía hacer nada, salí de Instagram, dejé las redes, el mundo. Y el primer mes fue extraño y a la vez liberador, pero cuando empezaron a pasar los meses dejó de estar bien. Fue como irme apagando poco a poco. Mi mujer, la banda, todos me han ayudado a volver de ese lugar oscuro. Y he vuelto consciente de lo frágil que soy. De lo frágiles, en realidad, que somos todos”, dice. Lo primero que escribió, después de todo aquello —”un tiempo en el que la banda seguía enviándome música, pero en el que yo me sentía incapaz de conectar con ella”, añade—, fueron dos versos motivados por las primeras dos páginas de Frankenstein, de ahí el título del disco. Los versos están en ‘Your Mind Is Not You Friend’, probablemente la canción insignia, el lema, del álbum. Dicen lo siguiente: “Tranquiliza los océanos / entre los polos”.

“En el indie estábamos encerrados en nosotros mismos, y no hay nada como abrirte a los demás”

”Me dije que era un buen lugar por donde empezar. Luego me acabé el libro, y esa cosa de los hombres pretendiendo que lo que hacen importa más de la cuenta, que lo único que importa es lo que sienten, y cómo de incomprendidos se sienten, no se me iba de la cabeza. Pensé que era perfecto”, asegura. Empezó a salir del agujero. “Fui componiendo al monstruo que iba a habitar el disco. El proceso de luego ir adaptando cada historia a lo que la banda había compuesto fue lento, pero muy natural. Todo se fue adaptando, como si hubiéramos estado en el mismo sitio. Aunque en mi caso, había niebla por todas partes”, añade. El monstruo de la historia que cuenta First Two Pages of Frankenstein —su álbum más sólido desde Boxer, infinitamente más frondoso, en algún sentido distinto, honesto, limpio, sin pose, superior— tiene el corazón roto —atentos a ese milagro que es ‘Eucalyptus’—, ha perdido la fe en el mundo —pero no del todo: ‘Tropic Morning News’—, ama las maldiciones y a su mujer —que en ‘The Alcott’ es Taylor Swift, con quien grabó dos discos como productor y coautor en plena pandemia y gran estrella invitada de este álbum, con el permiso de Sufjan Stevens y Phoebe Bridgers—, se desespera —'This Isn’t Helping’— y cree que está solo pero nunca lo ha estado en realidad —'Once Upon a Poolside’ y, sobre todo, la nostálgica ‘New Order T-Shirt’—.

Berninger, que puede presumir de haber aprendido a jugar al billar con Neil Armstrong (era amigo de su tío), dice que la música ha sido, desde el principio, algo que ha cuidado de él. “Recuerdo el momento en que pasó de ser algo que simplemente estaba ahí a algo que podía recomponerme. Mi hermana trajo a casa unos discos de The Cure, The Smiths y R.E.M., y me dije que aquello era distinto. Que todos aquellos hombres estaban intentando entender de qué iba la vida escribiendo canciones. O que se estaban abriendo camino a través de ella de esa forma. Luego llegaron Leonard Cohen, Nick Cave y Tom Waits. Absorbí la música como si fuera literatura, como algo que te da herramientas para estar en el mundo. Yo escribo para decirme cosas a mí mismo”, explica. La música fue también esta vez su medicina. La música y la gente. “No entiendo por qué en el indie hemos tardado tanto en colaborar entre nosotros. Estábamos encerrados en nosotros mismos, y no hay nada como abrirte a los demás”, concluye Berninger. “Como dejarles entrar”.

The National

First Two Pages of Frankenstein
4AD / Popstck

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Sobre la firma

Laura Fernández
Laura Fernández es escritora. Su última novela, 'La señora Potter no es exactamente Santa Claus' (Random House), mereció, entre otros, el Ojo Crítico de Narrativa y el Premio Finestres 2021. Es también periodista y crítica literaria y musical, y una apasionada entrevistadora de escritores y analista de series de televisión.

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