‘Cuarentena’ de Petros Márkaris, buena literatura de emergencia
Con dos casos de su mítico comisario Kostas Jaritos y otros textos de distinto carácter, el autor griego nos ofrece una visión lúcida de la crisis que atravesamos
Puede que la literatura al esprint, aquella pegada a eventos históricos, goce de un desprestigio inmerecido, pero no es menos cierto que no todos los días se tiene un Chaves Nogales o un Leonardo Sciascia a mano. En el embarullado siglo XXI, en el que todo ocurre con una intensidad inusitada y deja de ocurrir con la misma fuerza para inmediatamente pasar a otra cosa, el periplo de Trump por la política o el rastro terrible del coronavirus parecen historias sin cerrar, grandes crisis con un capítulo final por escribir. Ahora bien, si alguien se iba a atrever con la covid-19 como material de ficción, y no como el arma arrojadiza o la excusa para vender libros que vemos en muchos de los ensayos publicados desde marzo de 2020, cuesta pensar en un hombre mejor dispuesto que Kostas Jaritos. ¿Y quién es este señor, se preguntarán los menos aficionados al género negro? Pues el comisario que protagoniza las novelas de Petros Márkaris, un personaje central dentro de la literatura criminal mediterránea, un policía dotado de bonhomía, perspicacia, sentido común y unas buenas dosis de fino humor, cualidades todas extensibles a su creador, nacido hace 85 años en Estambul.
Los temas sociales son parte esencial del corpus literario de Márkaris —también dramaturgo y coguionista de cinco películas de Theo Angelopoulus— que gracias a las novelas de Jaritos ha analizado, con estilo y delicadeza, la hipocresía del sistema. Lejos de grandes soflamas, siempre ha usado el policial más clásico como herramienta y eso es lo que nos encontramos en los dos relatos que abren Cuarentena (Tusquets). En la primera aventura, Jaritos, confinado por haber tenido contacto directo con un infectado —¿recuerdan?—, tiene que resolver el asesinato de una famosa presentadora de televisión. Cuenta para ello con Facetime, herramienta que acaba de descubrir y que usa a duras penas; la inteligencia tranquila de su mujer Adrianí, uno de los mejores secundarios del género, y su diccionario Dimitrakos, al que recurre siempre en pos de definiciones que den un sentido al mundo. Con herramientas similares pero ya liberado, el comisario tendrá que buscar a un tipejo que mata en nombre del virus en la segunda historia, una sencilla fábula con venganza final para los negacionistas.
Tras las aventuras de Jaritos, el volumen se completa con relatos de origen heterogéneo. El arte del terror es el que peor juega con ese riesgo coyuntural que sobrevuela el libro, pequeño desliz que se recupera en el siguiente, Centro de refugiados del coronavirus, un cuento en el que se fija en quienes, ya en situación de exclusión, quedaron varados en la pandemia. “Si tengo que escoger entre el hambre, las noches en vilo y el virus, prefiero el virus”, dice uno de los vagabundos para centrar el debate.
Dos historias de tintes autobiográficos dan un tono personal al volumen. La taberna de Karaguiosis, es un relato de amistad grecoturca en la Alemania en la que el autor pasó parte de su juventud, pero es a través de la evocación de su infancia en Jalki, el vacío y la bicicleta como Márkaris alcanza toda su carga de profundidad y prosa evocadora.
Dejamos para el final Los tres caballeros, uno de los mejores relatos de la carrera del autor. Platón, Sócrates y Pericles son los tres mendigos protagonistas de este policial que tiene en Jaritos un invitado de lujo. El comisario aparece a mitad del relato para encauzarlo, pero las verdaderas protagonistas son las paradojas de un país abocado al desastre. “Ayudad a este mendigo, es el símbolo de Grecia”, reza la pancarta de Platón. Afortunadamente, aquella tierra tiene en Márkaris otro símbolo en el que fijarse.
Cuarentena
Autor: Petros Markaris.
Traducción Ersi Marina Samará
Editorial: Tusquets, 2022.
Formato: Rústica con solapas (246 páginas. 19 euros).
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