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El verano otoñal de La Estrella de David

El músico David Rodríguez, del grupo La Estrella de David, elige una lista de canciones veraniegas que inevitablemente recuerdan la circularidad de las estaciones

Adriano Celentano en 1962.
Adriano Celentano en 1962.Foto: Getty

Sap les meses eines, de Miquel Serra: Debajo de un olivo en un trozo de verano balear. Para no sentirnos demasiado turistas.

Il mondo, de Jimmy Fontana: Que suene en casa mientras te espero para salir a la calle a tomar unas cervezas, a la hora en que empieza a caer el sol.

Sarandonga, de Lolita: Por todas las fiestas mayores que nos perdimos por rancios.

Everything Merges With The Night, de Brian Eno: Que suene en la terraza de un piso en propiedad. Un sueño.

Summer Babe, de Pavement: Para escuchar en el coche bajando de Madrid a Granada. Y decirnos, cuando empiece a sonar, “Cuánto nos gustaba esta canción. Por qué no pones otra cosa”. Pero callarnos la boca cuando llega el subidón emo final.

Mollmaterial, de Roedelius y Arnold Kasar: Para un atardecer a finales de agosto, sentado en una piedra grande junto al lago de Banyoles.

Gigi l’amoroso, de Dalida: Para bailar agarrao con tu prima la mayor un verano, de niño, mientras los mayores beben cubalibres.

Prisecolinensinainciusol, de Adriano Celentano: Como la anterior pero sin agarrao.

Secret Garden, de Bruce Springsteen: Para que los que no sabemos inglés pensemos que Bruce le canta a nuestro primer verano. A nuestro primer porro. A la primera chica que nos hizo caso cuando fuimos de vacaciones al pueblo.

La de la mochila azul, de Pedrito Fernández: La vuelta al cole, que falta nos hace.

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